Durante la jornada del miércoles inició el viaje final hacia el
planeta celestial un conocido vecino de nuestro medio, Rafael
Néstor Campi, “Tucho” para su familia y los muchos amigos que
se supo cosechar durante su pasaje terrenal.
Como tantos otros, no pudo resistir el embate del virus que
azota al mundo y que los catamarqueños ya palpamos de cerca.
Su muerte provocó consternación y estupor entre miles de
catamarqueños que supieron de su ayuda solidaria en todo
momento.
Campi, cuyos ancestros capitalizaron a principios del siglo el
negocio de la carne, había nacido el 27 de mayo de 1957, esto es,
acababa de cumplir 64 años. Estaba casado con Yoya Funes, con
quien vivió durante 37 años y tuvo dos hermosos vástagos:
Carlitos y Silvina. El primero lo acompañaba a todos partes y
durante un corto tiempo, como su padre, quiso ser
automovilista. Silvina era la debilidad de Tucho y le dedicó a ella
preferenciales atenciones, sintiéndose orgulloso a extremos
cuando se recibió de diseñadora.
Durante sus 64 años, “Tucho” cosechó un sinnúmero de amigos y
todos coinciden en reconocer en él un hombre bueno,
comprometido con la sociedad y con quien le pidiera una ayuda.
Su familia, durante décadas, sentó sus reales en pleno centro,
como que vivía en 9 de Julio 642, entre calles República y San
Martín, y donde la que ponía las reglas del juego familiar era
doña Amanda, su mamá.

Los “fierros” y la velocidad

Campi desarrolló en vida numerosas actividades, pero si hay una
que lo hizo con pasión fue el automovilismo. “Le gustaba la
velocidad”, comentan quienes más lo conocen. Durante años fue
actor principal de las carreras, destacándose especialmente en
las de karting y motos, en las cuales obtuvo preciados y
recordados lauros.
El covid, el mal fantasma de los tiempos, se llevó hacia los
campos del más allá a una gran persona. Lo lloran los suyos,
hermanos como Gladys y Lito Campi, y los catamarqueños que lo
conocieron, que no fueron pocos. Que haya paz en su tumba y
una cristiana resignación de quienes lo frecuentaban
diariamente.

El Esquiú