Todos sabemos que el niño o niña llegará después de una larga espera y será recibido con mucho amor por su familia. La increíble experiencia de adoptar a un niño, es una forma de maternidad tan emocionante como la de tener un hijo biológico. 
En dialogo con El Esquiú.com, Jimena Barros, del Juzgado familiar, expresó: “Maternar significa ahijar, el deseo tanto de una manera biológica como adoptiva, si el deseo no está, esa mamá biológica no es mamá biológica, es una progenitora”, expresó Barros, y explicó que “la motivación para la adopción va a estar ligada al deseo de querer ser madre, padre, de verse, proyectarse cuidando a una familia propia y tener una continuidad”.  Desde ahí empieza a darse una importante construcción: “Más allá de mirarme yo junto con el otro, es la construcción con ese otro” dijo, y agregó: “La mamá por adopción no solo tiene el deseo de ser madre, sino que tiene que incorporar al niño, niña u adolescente a su estructura familiar, hablamos de incorporarlo porque incorporamos con su historicidad”.

El niño o adolescente viene con una historicidad que se va enlazar con esta nueva figura maternal “para la construcción de una historia colectiva”.

La diferencia entre una madre biológica y adoptiva “está en lo corporal” pero el fin último es el mismo, que el niño se desarrolle en el seno de una familia: “Se va construyendo en el adulto un nido mental, igual que nunca se compara con un embarazo biológico, pero se van creando expectativas conscientes e inconscientes hacia el hijo que se espera y a la familia que se va formar”. 

Indicó que lo que cambia es lo corporal de engendrar, pero el deseo o proyecto a futuro tiene que estar siempre y amplió: “Los padres por adopción son personas terrenales como cualquier papa biológico, estos papás y estas mamás, también sufren día a día, tienen días difíciles, incertidumbres sobe como criarlos, a que escuelas mandarlos, se preguntan si lo estarán haciendo bien”.

El fin último de la adopción es restituirle el derecho a la niña, niño, adolescente a desarrollarse y crecer y vivir en el seno de una familia: “Que la adopción sea saludable estable y duradera siempre va a depender de los adultos, los adultos son los responsables y los que deben facilitar este nuevo entorno para construir esta nueva familia”. 

“En la adopción se juega una decisión importantísima y trascendental en la vida de un niño”. La adopción no es solo un proceso jurídico sino un proceso psicosocioafectivo donde se pretenden que se den vínculos sanos y reparadores. Es un el proceso de adopción inicia “desde que uno elige decir quiere ser mamá y no importa desde donde sino desde el deseo de ahijar”.

Se da en tres tiempos; uno es la vinculación, donde cada uno vive en su hogar; el otro cuando se decide la convivencia, y si es saludable; empieza el periodo de prueba donde ya pasa a ser responsable con un rol total de mamá o papá. En alguno de estos periodos hay situaciones que alertan a no avanzar con el proceso y pasa a ser fallido. “Si llegara a fracasar el niño debe regresar a la institución y hay podría volver a tener la secuela de abandono”.  

“Los tiempos en las adopciones son tiempos psíquicos, son tiempos de los niños, tiempos subjetivos”, manifestó Jimena y aseguró que para adoptar se va a evaluar la idoneidad para ser madre- padre, que sea permeable, dispuesto a empatizar con él, no tenga prejuicio sobre la familia de origen, un hogar para brindarle, que tenga ganas de incorporar, entrelazar y acompañar lo que el niño tenga que ir duelando y reparar en relación a su subjetividad.

Cuando esta evaluación se da como proyecto viable se incorpora en el registro y después el juez los llama y les dice que existe una posibilidad de conocer u empezar a vincularse con un niño. Previo a este llamado inesperado, se realiza un perfil del niño que está en situación de adoptabilidad y los jueces junto con el equipo estudia las compatibilidades con el postulante. Si esto funciona y se sienten todos a gusto, a los 6 meses como máximo empieza el juicio por adopción: “Lo importante es que se respete el deseo del niño, el derecho del niño a ser escuchado en el proceso de adopción”. 

Destacó que Catamarca tiene muy buena diversidad a la hora de elegir familia y “no pasa en otras provincias”. “Tenemos juezas que propician la maternidad monoparental, homoparentales” y que “suele darse en todos los niveles”, gente de todos los recursos y que tiene el deseo y lo logra hacer. Además, desmitificó que “la adopción es imposible y que demora un montón”. 

Finalmente, subrayó que Catamarca brinda importancia en que no haya fracasos en la adopción y “es donde deciden que haya una profesional en los juzgados de familia para el asesoramiento integral de los jueces; asesores con el fin de acompañar u orientar el seguimiento de todos los procesos adoptivos desde el niño”.

Ser mamá, por Lorena

“El proceso es la gestación de los nueve meses en los procedimientos administrativos. Así como la gente espera nueve meses en el vientre materno, así se gesta la espera, que es más de nueve meses.
Y cuando la jueza te dice que hay una pequeña en estado de adopción, vos sentís que tenés una posibilidad, una en un millón, como el óvulo con el espermatozoide. De tantas carpetas eligieron la tuya.
Cuando yo vi a Lulú se me estremeció el corazón. Esa pequeña estaba sola y yo con ella. No hay definición para ser mamá, solo sé que ella ocupa mis pensamientos y que instintivamente la quiero proteger y cuidar. Hace rato que me ronda la idea de que no tendrá mi sangre, pero tiene las miles de hora de cuidado y pensamientos que conforman mi día.  Ser mamá del corazón es abrazarla con el alma, sabiendo que esa pequeña personita depende de vos y tu vida no sería la misma sin su presencia. Me gustó la palabra ahijar.  Ser mamá es que en tu vida alguien ocupe realmente el primer lugar y que sea tu total y absoluta prioridad. Que tu alma viva pendiente de alguien, por quien irías hasta el fin del mundo y que harías cualquier cosa para que este bien y verlo feliz”.