Al conmemorarse el Día del Canillita, El Esquiú Play dialogó con Ramón Iturre, con 53 años en este oficio. 
Iturre trabaja desde que era un niño en las calles de nuestra Capital ofreciendo los distintos diarios en papel. De esta manera, pudo criar a sus dos hijos, que hoy son profesionales y que también lo ayudan en el oficio.

Ramón señaló que están pasando por “una situación difícil porque se ha dejado de vender” el diario en papel, ante el avance de los diarios digitales que hoy están al alcance de la mano con dispositivo celular. En este sentido, señaló que en nuestra provincia pasaron de ser 150 los que trabajaban vendiendo los diarios a ser 60.

De igual manera, expresó: “Para mí, un día muy bueno”. Y agregó: “Antes se sufría mucho. No teníamos posibilidad de comprarnos una campera. No sabíamos qué quemar para poder calentarnos, pero no me quejo. Me siento orgulloso de ser canillita”. 
Ramón está todos los días en la esquina de las calles Rivadavia y República desde hace 48 años: “Acá hice toda la clientela”. Además, se mostró agradecido con la gente. “Siempre me han ayudado a crecer en la calle, porque la calle es dura y me han enseñado a vivir, me aconsejaron muy bien”. 

“Hay muchos clientes que te compran el diario porque te quieren, porque ahora lo podés leer por el teléfono”, dijo y reconoció: “Mucha gente nos aprecia mucho a nosotros, tenemos que saber aprovechar y ser agradecidos”. 

La rutina de trabajo de Ramón, como de cualquier canillita, es buscar el diario alrededor de la 1.30 de la madrugada y hasta las 6.00 de la mañana hacer el reparto. Una vez que termina de entregar el diario en los domicilios o comercios que tiene de clientes, atiende su puesto de venta desde las 7.30 hasta  las 13.00.