El Obispo celebró la Santa Misa de Navidad en la cárcel de Miraflores

viernes, 23 de diciembre de 2022 12:41
viernes, 23 de diciembre de 2022 12:41

Durante la mañana de este viernes 23 de diciembre, el obispo diocesano, Mons. Luis Urbanc, presidió la Misa de Navidad en la capilla de la cárcel de varones de Miraflores, departamento Capayán. La misma fue concelebrada por el capellán del Servicio Penitenciario Provincial, padre Dardo Olivera, y el párroco de Santa Ana y San Joaquín, presbítero Eduardo Navarro.
Participaron de la Eucaristía el director del Servicio Penitenciario Provincial, Crio. Gral. (RE) Daniel José Coronel, y el subdirector general, prefecto general Sergio Gustavo Véliz, oficiales, personal, internos de la unidad penal, y fieles de la comunidad de Nueva Coneta.


En su homilía Mons. Urbanc se refirió al misterio de la Navidad que comienza con “el Sí de María, que es dado desde la fe, y la fe es creer, es aceptar a otro que me dice algo, por eso San Pablo le llama la obediencia de la fe. Así comienza la historia de la Salvación, con la obediencia humilde, generosa y arriesgada de la Virgen. Porque creer siempre es un riesgo, y María se arriesga a creer y en ello empeña su vida”.
“Hoy estamos recordando ese nacimiento humilde, pobre, sencillo, desconocido, incluso despreciado, porque la gente de Belén no fue capaz de darle alojamiento a una mujer que estaba a punto de dar a luz... José tuvo que llevarla a una cueva donde se cobijaban los pastores, y ahí nació el Hijo de Dios, y ahí se unió a los vulnerables de este mundo”, expresó.


En otro tramo de su mensaje manifestó que, a ejemplo de la Virgen María, quien “concibe primero a Jesús en su corazón y después lo gesta durante nueve meses en sus puras entrañas, todos nosotros podemos concebir a Jesús en el corazón, gestarlo día a día y alumbrarlo desde nuestro corazón hacia los demás”.
Pidió “que llevemos la luz de Dios a todos con nuestra vida, que tiene que ser una antorcha que brilla y está alimentada por la fe, que se sostiene por la esperanza y se anima con la caridad”.
El obispo rogó a “la Santísima Virgen María y a San José que la bendición de esta Navidad sea para nuestras familias, para que hagamos de ellas verdaderos nidos de amor, de respeto, de unidad, de verdad, luz, diálogo, comprensión, de perdón; que nuestras familias sean núcleos donde Jesús es acogido, amado y servido. Eso es lo que cambia el mundo”.
Además, en esta oportunidad se bendijo un cuadro de Santa Ana y San Joaquín con la Virgen Niña, que fue entronizado en la capilla de la cárcel dedicada a San Maximiliano Kolbe.

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