El bullying o acoso escolar es la exposición que sufre un niño, niña o adolescente a daños psicológicos y/o físicos de forma intencionada y reiterada por parte de otro, o de un grupo de ellos, cuando acude al ámbito escolar.
Al respecto, Melina Felippa, directora de Atención Integral de Salud Mental expresó que a la hora de hacer un análisis “la mirada debe ser bilateral, para hacer un trabajo real”.

“Cuando se habla de acoso escolar siempre es más fácil identificar a la víctima que al victimario, porque los indicadores son visibles: disminución del rendimiento escolar, retraimiento a nivel emocional, cambio significativo en la conducta, no solamente en el contexto escolar sino también en el marco domiciliario. En el hogar probablemente el niño pueda tener modificaciones, estar más silencioso, callado, y eso tiene que ver con la dificultad para expresar lo que está pasando, probablemente relacionado a la baja autoestima y no pueden transitar esto desde lo discursivo, pero va a aparecer la conducta como manifestación”, indicó la profesional.

Con respecto a quien ejerce este tipo de acoso, Felippa resaltó que “es importante en el ámbito escolar mirar a este niño, pero no como un niño problema, sino como un niño que probablemente también esté atravesando una situación significativa en su contexto familiar, que hace que ejerza este tipo de prácticas en otros contextos, ya sea desde la violencia física, psicológica o verbal, y hay que mirar esto para hacer algún tipo de intervención con el núcleo familiar”.

La Directora de Atención Integral de Salud Mental, habló además del acoso a través de las redes sociales, “que tiene mayor impacto, por la celeridad en la que se transmite la información. Ya no queda solo en algo interno, sino que puede terminar siendo algo a nivel de todo el ámbito escolar y todos terminan sabiendo que sos objeto de burla”.

Sobre cómo actuar cuando se constata el acoso, las madres, padres o tutores deben realizar intervenciones hacia dentro, apuntalando al niño. “Quienes son los mayores cuidadores de los niños son los padres, en un contexto funcional y en una dinámica familiar adaptativa, ellos deben reforzar todo lo que tiene que ver con el autoestima. Una vez resuelto esto, se puede hacer una consulta con un especialista para identificar daños específicos a nivel emocional, y un trabajo paralelo con la institución escolar, porque lo que sucede normalmente es que sacan al niño de la escuela y eso es una situación significativa para el niño, niña o adolescente que está transitando el acoso, porque es una pérdida. En vez de destituir al niño de ese ámbito escolar tiene que haber un trabajo entre los padres de la víctima y el victimario y los niños en cuestión”.