Se trata no solo de una excelente profesional médica, si no también de una mujer que cambió la forma de hacer política en el siglo XX.

Alicia, nació en Londres en 1885, pero a los 5 años se trasladó a la Argentina junto a su familia debido a la inclinación anarquista de su padre. La lucha y el enfrentamiento al poder patriarcal lo llevaba consigo por tradición familiar.

En 1906 participó en el Congreso Internacional de Libre Pensamiento donde comenzó su militancia feminista y en 1910, junto con otras congéneres, fue organizadora del Primer Congreso Feminista Internacional.

En 1914 desafiando toda posibilidad para la mujer de entonces, se recibió de médica y se especializó en enfermedades femeninas¨, no tanto por elección, si no más bien por no tener autorización para tratar hombres debido a su condición de mujer. 

Militó en el Partido Socialista instando siempre a las mujeres a estudiar, fundó el Ateneo de Mujeres y publicó artículos en la Revista Socialista Internacional.

Pero su gran sueño siempre fue el voto femenino, derecho del que hasta entonces, las mujeres no podían gozar. En 1932 impulsó un proyecto para ampliar el sufragio femenino. 

En 1975 fue co-presidenta de la fundación de la Asamblea Permanente de los Derechos Humanos. 

Alicia murió en Buenos Aires el 12 de mayo de 1986, en democracia. El epitafio que ella misma eligió reza: ¨Aquí yace una gran luchadora contra molinos de viento¨.