El pasado 8 de octubre se conmemoró el Día Internacional de la Dislexia, trastorno en el aprendizaje que afecta entre un 3% y un 6% de la población escolar y que puede llevar a un importante retraso educativo.

Al respecto, la licenciada en psicopedagogía, María Esther Ortiz, comentó que la clave está en una detección temprana y señaló que hay distintas alertas para detectarla.

En ese sentido, Ortiz afirmó: “La dislexia es un trastorno que denomina una dificultad específica del aprendizaje porque es un trastorno de origen neurobiológico, no se trata de ninguna discapacidad, ni de ninguna enfermedad, en realidad es una condición”.
“Tiene que ver con un procesamiento diferente de lo que es la lectura y la escritura. Afecta fundamentalmente todo lo que es la compresión lectora y, por supuesto, dependiendo el grado o tipo de dislexia porque no todos los casos de dislexia son iguales, dependiendo el nivel de dislexia se puede o no acceder a la lectura y a la escritura”, afirmó.

En esa línea, agregó: “Fundamentalmente afecta lo que es el procesamiento fonológico, esta dificultad que tienen los niños de poder comprender que a cada palabra que uno habla le corresponde una letra, esa letra tiene un sonido. Toda esa parte que hace la compresión de esa conciencia fonológica se ve afectada”.

“En realidad la detección se realiza cuando el niño ya va a la escuela y se ve que pasa el tiempo de enseñanza y no aprende, pero hay otros indicadores que ya están dando la pauta de que algo no está bien y de que es necesario atender”, indicó.

Además, añadió: “Trabajamos en equipo junto con la licenciada Elda Madueño desde el espacio interdisciplinario Lianas y trabajamos mucho este tema y apuntamos mucho a la visión que tiene que tener el docente de nivel inicial porque, si bien la dislexia no es algo que se previene porque tiene que ver con una condición que ya viene dada biológicamente, pero sí la detección. Cuando antes se hace, mayores posibilidades tiene el niño de poder ir compensando esa dificultad y, sobre todo, prevenimos todo lo emocional y lo afectivo que viene acompañado a esta dificultad”.

“Entonces hablamos de una detección precoz. Cuando antes se detecte, mejor van a ser las condiciones de poder ir compensando. Algo que nos puede dar una alerta es un niño que empezó a hablar tarde o que al hablar tiene dificultades de cambiar algunos sonidos, por ejemplo, que diga ‘palanton’ en lugar de decir ‘pantalón’, de cambiar en su discurso, en su lenguaje oral, el pronunciamiento de esas palabras implica una alerta”, apuntó.

También, señaló: “Esto se refleja en la escritura y en la lectura. En la escritura se refleja cuando invierten letras, como, por ejemplo, la p con la d que son gráficamente parecidas, la p con la q son letras que se confunden o por ahí cuando quieren escribir una palabra que tiene tres sonidos sólo escriben dos sonidos”.

“Científicamente está comprobado que un niño expuesto entre tres y cuatro meses a la enseñanza explícita de lo que es la lectura y la escritura el niño ya tiene que aprender, por eso decimos los chicos de primer grado hasta fin de primer grado ya salen leyendo. Cuando ese aprendizaje no se da en tiempo y forma es necesario prestar más atención, quizás necesite otro tipo de refuerzo, quizás necesite más tiempo para esa enseñanza”, subrayó.

Sobre lo mismo, agregó: “Por ahí a nosotros desde la práctica diaria nos damos con recibir niños de tercero, de cuarto grado donde hay que hacer un diagnóstico, una evaluación bien diferenciada porque no presentan condiciones de un retraso lector. Ya avanzada la escolaridad cuando no ha logrado adquirir los procesos lectores ahí ya podemos pensar en una dislexia”.

“El principal proceso afectado es justamente la compresión lectora, porque un niño con dislexia trata de codificar la palabra y pone toda su energía, todos sus procesos cognitivos en codificar esta palabra, hace una lectura laboriosa y eso lleva a que no pueda dejar recursos para poder comprender lo que lee”, detalló-

Por último, la licenciada expresó: “Una de las cosas que me parece importante resaltar es que cuando se diagnostica la dislexia, la afección es solamente en los procesos lectores, en los procesos fonológicos del lenguaje escrito, del lenguaje oral, pero no así en los otros procesos cognitivos. Son personas que tienen un coeficiente intelectual dentro de lo típico, no presentan ninguna dificultad a nivel intelectual, sí por ahí tienen alguna dificultad a nivel de memoria operativa o memoria de trabajo porque les cuesta más retener la información”.