Las festividades se enmarcan en el Año de la Oración en preparación para el Jubileo de 2025
Con la Bajada iniciaron las fiestas en honor a Nuestra Madre del Valle
La tradicional ceremonia fue presidida por el obispo, quien trasladó a la imagen en su brazos.En un clima de mucha alegría y devoción, se llevó a cabo la Bajada de la Sagrada Imagen, dando inicio a las Fiestas en honor de la Pura y Limpia Concepción del Valle, cuyo tema general es “El Año Jubilar, tiempo de gracia y conversión” y el lema “Peregrinos de esperanza”, a tono con este tiempo especial que vive la Iglesia camino al Jubileo de 2025.
La tradicional ceremonia fue presidida por el obispo diocesano Mons. Luis Urbanc, quien llevó en sus brazos a la imagen cuatro veces centenaria de Nuestra Señora del Valle, acompañado por sacerdotes del clero catamarqueño, entre ellos el vicario general, padre Julio Murúa, y rector del Santuario Catedral, padre Gustavo Flores.
En su paso desde el Camarín hasta el Presbiterio, la Madre Morena fue saludada por las autoridades provinciales y municipales, encabezadas por el gobernador, Lic. Raúl Jalil, y el intendente de la Capital, Dr. Gustavo Saadi, respectivamente; también del ámbito legislativo y de las fuerzas de seguridad.
Entre vivas, aplausos y pañuelos en alto, la Madre Morena recibió el amor de sus hijos, que desbordaron el templo para estar más cerquita de ella en estos días de gracia.
Inmediatamente, se inició el momento de oración con el rezo de la novena ante la presencia del Santísimo Sacramento.
En su mensaje, Mons. Urbanc manifestó: “En esta novena nos hemos propuesto sensibilizarnos con la gracia del Año Jubilar, con el que celebraremos el próximo año, los 2025 años del nacimiento del Hijo de Dios que vino a salvarnos del pecado y la muerte eterna. Es de destacar que el misterio de la Inmaculada Concepción se orienta a este Nacimiento que fue gestado en su purísimo vientre”. Y anunció que “el 29 de diciembre, fiesta de la Sagrada Familia, realizaremos el acto de apertura del Jubileo en este templo Catedral. Por eso, durante la novena, profundizaremos temas referidos a este Jubileo bajo el lema ‘Peregrinos de la Esperanza’”.
“Este Año Jubilar -continuó- será realmente año de júbilo si, de corazón, volvemos a Dios arrepentidos de nuestros pecados, recuperando la comunión real con él y con nuestros prójimos. Puesto que, la conversión del pecador es el cometido del Año Jubilar, no malogremos las mociones del Espíritu Santo. Para ello, lo primero que debemos lograr es que nos reconozcamos pecadores y necesitados de la Misericordia de Dios, necesitados de su abrazo de Padre, que nos acoge de nuevo en su casa, en su corazón. De allí el sentido de las peregrinaciones a los templos jubilares y la celebración frecuente de la Reconciliación y la Eucaristía, que nos dispondrán a la gracia de las indulgencias plenarias para nosotros mismos y nuestros difuntos”.
Luego se dirigió a la “Virgen Bendita de este Valle de Catamarca, en nombre de todos tus hijos e hijas que claman por tu protección e intercesión, noche y día, en medio de sus pesares, miedos, angustias, enfermedades, fracasos, carencias materiales, espirituales y afectivas, a fin de que nos acerques a todos al corazón bendito de tu hijo para que encontremos esa paz que sólo Dios puede dar a la débil criatura humana y reavivemos la esperanza que nos sostenga en la lucha de cada día para poder amar con el amor con que Dios nos ama”, expresó.
Luego pidió a la Madre Morena que interceda “por la paz en el mundo. Que los que buscan enriquecerse y dominar con la fabricación de armas reciban esa luz divina que les cambie el corazón, a fin de que se cumpla la palabra de Dios: “De sus espadas forjarán arados y de sus lanzas harán tijeras de podar” (Is 2,4). Que el corazón de los seres humanos deje de ser belicoso, violento, vengativo y odiador. Que todos estemos dispuestos a superar nuestras diferencias con el diálogo franco y lleno de caridad. Que nos sepamos escuchar y nos respetemos. Que pensemos y recemos antes de hablar, a fin de que nuestras palabras jamás sean puñales que humillan, hieren y matan”.
Asimismo, rogó: “Concede a todos los que conducen los destinos de los pueblos, en especial a los de nuestra patria, que lo hagan con amor, honestidad, generosidad, sacrificio, idoneidad, transparencia y prudencia, de modo que nadie quede excluido de llevar una vida digna y comprometida con el Bien Común”. “También te pido que acojas benigna a todos los que en estas horas están dejando este mundo para que los presentes ante tu Divino Hijo y los reciba con infinita misericordia”, finalizó. Tras la oración a la Virgen, se realizó la bendición con el Santísimo Sacramento.