Testimonios

A 11 años, el duro recuerdo del alud que mató a 12 personas en El Rodeo

Vecinos, amigos, familiares, incluso quienes trabajaron, revivieron con dolor el trágico alud.
viernes, 24 de enero de 2025 00:56
viernes, 24 de enero de 2025 00:56

A 11 años del alud que azotó a El Rodeo y terminó con la vida de 12 personas, vecinos de la villa recordaron aquel 23 de enero del año 2014, con mucho dolor e impotencia. 

“A eso de las 5 de la tarde se sentía que estaba lloviendo para el cerro, truenos para el cerro. ‘Uy -digo- está lloviendo para el cerro, capaz que aumenta’, pero nunca pensé que iba a ser una creciente muy grande”, recordó Lucho Guzmán, un vecino de la villa, a El Esquiú Play.

Horas más tarde, el piso temblaba: “Esto es una creciente grande’. Vibraba todo el piso. Se sentía un poco el olor a barro”.

Lucho continúa relatando que se quedó en la casa Villafañez e hizo subir a la gente al techo: “Hicimos subir como 50 personas más o menos. Entonces nos subimos al techo. Yo pensando en el salón ese que está hecho para cuatro pisos. Digo ‘va a llevar las paredes pero no las columnas, ni las bases’. Y de ahí les comencé a gritar que se vengan pero que vayan por la cornisa, porque es techo de chapa. Al venir todos juntos desesperados se iba a hundir el techo de algún lado. Y comenzaron a pasar, pasar, pasar y bueno, ya estábamos ahí. Y recién se largó con fuerza el agua acá en el pueblo”.
“Yo me acuerdo de eso y me pongo mal, porque es como si lo volviera a vivir de nuevo”, asegura Guzmán.

 

Reconstruir desde el dolor

“La verdad que recordar esa noche a 11 años de vivir ese momento todavía duele el alma, duele el alma, duele el corazón y saber que nuestros amigos, nuestros vecinos no están ya, son heridas que todavía no cicatrizan y lágrimas que nunca van a dejar de caer”, comentó Fernando Villafáñez.

Ante el vivo recuerdo de las víctimas, mencionó a la familia Castiglione como una de las más conocidas en la villa: “Cambió todo en un día, cambió la historia de El Rodeo a partir de ese 23 de enero. Ana Carolina, una chica que tenía toda la vida por delante”.
Fernando recuerda que aquella noche se iba a presentar el artista nacional Abel Pintos, por lo que la villa se encontraba con una fuerte ocupación de turistas y catamarqueños. Sin embargo, para él no hubo tiempo de escapar del alud: “Nos dimos cuenta ya con la creciente encima, no fue algo que no haya dado tiempo para poder escapar, para poder proteger”. 

“Si bien la naturaleza hizo lo suyo, el hombre también hizo lo suyo, pusieron trampa al río, puentes que no se hicieron bien, defensas que no se hicieron, cauces que no se limpiaron, es decir, estamos casi de la misma manera que el día de la creciente. Once años que nos mintieron. Once años de promesas que no se cumplen y bueno, seguimos solamente poniendo la fe en Dios que esto no va a suceder”

Respecto a la reconstrucción de la Casa Villafañez, dijo: “Volver a empezar fue con mucho sacrificio, pero no solo la pérdida de material, sino lo que nos ayudaron mucho fueron los amigos, los clientes que nos daban fuerza para seguir, nos siguen dando fuerza y todavía nos falta mucho para hacer el Villafáñez antes del alud. Pero sí, vamos a seguir trabajando porque es lo que aprendimos toda la vida, porque somos de El Rodeo, queremos a El Rodeo y sabemos de que el río no tiene la culpa, así que no tenemos por qué tenerle miedo al río, las cosas son las que no se hacen, las que no hace el hombre”.

 

Testigos del dolor y la solidaridad

Alfredo Gómez, presidente de los Bomberos Voluntarios de Valle Viejo, también compartió su experiencia de la labor en El Rodeo: “Recuerdo que íbamos subiendo la cuesta hacia El Rodeo, preparando nuestras capas y linternas pensando en que iba a ser un simple rastrillaje. Pero nos encontramos con la devastación de un pueblo, con la mayor muestra de angustia y dolor ante una tragedia (...)Durante las primeras horas las ganas de encontrar a la gente con vida estaban por encima del cansancio físico, por encima de cualquier cosa. Y esto hacía que también uno exigiera a quienes tenía a cargo y trabajamos a contrarreloj. Cada minuto nos ponía en juego nuestras convicciones, nuestra fortaleza ante los que lloraban por una hija perdida o reconocían un cuerpo. Por eso no podíamos comer, ni dormir, ni parar. Pretendíamos organizarnos en turnos pero nadie quería descansar. Siento el orgullo de comandar un grupo humano que ya caída la noche, aún con el cansancio físico extremo de todo un día de remover piedras, barro y cemento, seguían imperturbables (...).

Lo más doloroso era cuando llegaban los familiares de las víctimas y uno debía preguntarles cómo habían sido aquellos últimos minutos antes del alud, para saber por dónde había entrado y salido la correntada (...) Analizar que, si el río había podido arrastrar un auto y transformarlo en un  bollo de chatarra, qué tremendo desenlace podría haber significado para el cuerpo de una persona(...) Todos sentimos esa impotencia... Todos estábamos de luto.

También fuimos testigos de la valiosa solidaridad de la gente. Los que veían en nosotros la esperanza, la otra cara de la tragedia. La que advertía que no nos importaba el cansancio, la familia y nuestros horarios, de qué repartición e incluso de qué lugar eras.
Ante la peor tragedia que recuerde Catamarca acaecida en los últimos tiempos, desde nuestro cuartel podemos decir que estuvimos allí, que el operativo nos fortaleció como grupo de trabajo. Que nos permitió crecer desde lo profesional y lo humano”.  
 

Comentarios

24/1/2025 | 10:30
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deseo que las autoridades y responsables se ocupen de continuar alertas para realizar las obras que brinden seguridad. Constato preocupada el avance de loteos y construcciones, . ademas pregunto, los servicios en el futuro estan contemplados seriamente.? Las auroridades deberian convocar a la comunidad y debatir los temas que nos interesa y requieren compromiso.

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