En Nueva York

Abrieron una escuela centrada en lo virtual

sábado, 24 de noviembre de 2012 00:00
sábado, 24 de noviembre de 2012 00:00

Antes de inscribirse en Avenues: The World School, una nueva escuela privada en Nueva York, Isabelle Levent, alumna de sexto grado, tenía poco interés en la tecnología. Escribía sus cuentos a mano o sobre una máquina de escribir Olivetti que le regalaron cuando cumplió 9 años. Cuando su madre compró un televisor de pantalla plana, lo consideró un desperdicio de dinero.
Ahora, Isabelle envía sus tareas por Internet, graba en video sus clases en su iPad y ya no carga con una pesada mochila. Casi todos sus libros de texto son digitales.
Los educadores experimentan con la tecnología desde hace décadas, pero tal vez ninguna escuela en Estados Unidos ha integrado las herramientas digitales en el aula a la escala de Avenues, que abrió sus puertas en septiembre.
Casi todos los aspectos de Avenues involucran tecnología de última generación, desde cámaras sensibles al audio en las paredes para conectar aulas de todo el mundo, hasta la sustitución de la mayoría de los libros de texto físicos por versiones multimedia accesibles solo vía iPad, a menudo creados por los maestros.
Todos los estudiantes -desde el jardín infantil hasta el último año- tienen acceso a iPads, pero a partir de quinto grado todos están equipados con un iPad y una MacBook Air, un enfoque que algunos expertos consideran sin precedentes y, tal vez, redundante.
Hay 6.000 libros físicos en Avenues, pero otros 70.000 libros, revistas y bases de datos están disponibles en formato digital, con planes para ampliar ambas colecciones. “Sí, hay estudiantes que prefieren el libro físico”, dice Alia Methven, directora de servicios bibliotecarios. “Sin embargo el acceso instantáneo a los libros virtuales es muy atractivo”.

Fusionar la tecnología

Fusionar la tecnología en el aula “estaba en nuestro ADN desde el principio”, dice Chris Whittle, presidente ejecutivo de Avenues. “Si se habla de una escuela moderna, hay que estar avanzado en este sentido”.
Es obvio que Avenues quizás no sea un modelo para los distritos escolares con problemas de liquidez. La institución recaudó US$75 millones entre donantes privados y antes de abrir invirtió US$2 millones en infraestructura tecnológica. El presupuesto operativo del programa -sin incluir salarios- es de US$1 millón y es financiado en parte por una cuota anual de US$2.000 que se cobra a cada familia, además de la matrícula de US$39.750 de la escuela, que incluye también el almuerzo y otros gastos.
Aún así, incluso cuando los distritos escolares más pobres empiezan a experimentar con dispositivos de alta tecnología, Avenues se ha convertido en un laboratorio dispuesto a probar ideas, enfoques y las posibilidades de proyectos globales, dicen los administradores. Los resultados están por verse.
“Si lo que estamos haciendo es sustituir una libreta de notas de 50 centavos por otra de US$700, probablemente no sea un buen uso”, dice Howard Pitler, director de programa de Midcontinent Research for Education and Learning, una organización sin fines de lucro. Sin embargo, agregó que si la tecnología es utilizada para “extender el aula más allá de las paredes del salón de clase, podría ser un verdadero motor de cambio”.
Con planes de expandir su red de centros en todo el mundo, representantes de Avenues dijeron que la capacidad para compartir entre culturas sólo crecerá.

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