Cada jornada sabatina - en la acostumbrada rutina de cobertura futbolística en el ámbito de “los veteranos” - tenemos la oportunidad de observar y en algunos casos graficar situaciones que, a nuestro criterio, deberían al menos contar con la atención y el análisis necesarios para al menos evitarlas en futuro.

La integración de árbitros sin conocimientos básicos de la disciplina como tampoco con preparación física que pueda disimular su incompetencia, es realmente llamativa y preocupante para el normal desarrollo de cada encuentro; ocurre que aquellos a quienes las organizaciones arbitrales “agregan a último momento” por no contar con la comprometida y suficiente cantidad de sus asociados, no solamente podemos ver, sino que algunos de ellos tienen la valentía (o preparación previa) de confesar el motivo de su presencia que generalmente deriva en un “pasa que, les faltaba gente y me pidieron que colaborara”.

Conociendo el ámbito de la competencia existente en “los veteranos”, creemos que es una situación a solucionar por parte de la dirigencia de la entidad, cuya mayoría menciona la cantidad y no así la calidad de los participantes en la función arbitral, aunque, en este plano, tienen tanta responsabilidad ofreciendo el trabajo como los que se encolumnan para llevarlo a cabo sin los conocimientos y preparación adecuada para una misión por demás difícil como es la de “conducir” un partido de fútbol.

En uno de los encuentros cronicados, el juez nos permitió comentarle la diferencia que notamos en su tarea entre el primero y el segundo de los períodos “dirigidos” y recibimos como respuesta que “yo sabía que el segundo tiempo se iba a poner difícil” a lo que le respondimos: “Creemos que si hubiese arbitrado con la misma concentración y energía en el primero, no se hubiera llegado a la  complicada situación que se estableció en la segunda etapa” (¿??????); por supuesto: ¡¡¡siga, siga!!!

Al ignorar ciertas funciones inherentes a su tarea, los asistentes no llegan a cumplir como tales: “asistir” a sus compañeros árbitros, colaborando con las situaciones generadas fuera del ángulo de visión periférica de quienes están controlando cada jugada, generalmente cerca de ellas y no alcanzan a discernir quiénes están insultándolos durante gran parte del tiempo de cada encuentro.  

Y, como para graficar, tal como lo expresábamos al principio, estos “señores” que aquí observamos, casi en el propio rostro del árbitro del partido reclamaron enfáticamente (con epítetos e insultos de grueso calibre) ciertas decisiones tomadas por el árbitro del partido sin que, en definitiva, se tomara alguna definición sobre la desaforada y desubicada intervención de ellos; primero, más decisiones y menos diálogo de parte de los jueces, como por ejemplo, desalojar como condición “sine-qua-non”, a quienes se ubiquen en lugares ya indicados para los cuerpos técnicos.  

Por último, algo que venimos observando desde el inicio de este Campeonato Anual; en otros tiempos las planillas de juego tuvieron otra confección, con números del 1 al 20 en cada casillero correspondiente al número de cada jugador casi relacionado con su ubicación en el campo de juego, cuando, por moda, se autorizaron números indefinidos de dos cifras, como imitando el juego del básquetbol profesional, se dejó librado a los jugadores aplicar su firma en el documento agregando el número de camiseta que utilizará durante el juego.

Ahora resulta que sobre todo para los árbitros “jóvenes y nuevos” que no reconocen o nunca vieron jugar a algunos “veteranos”, en su cabeza y en las anotaciones tienen como referencia el lugar en el esquema de equipo que se ubican, entonces, cuando ocurren las descalificaciones y el momento de cerrar dicho documento para retener la licencia del jugador retirado del juego, empieza la confusión en saber quién fue.

Ante lo comentado se nos ocurre sugerir (con la previa coincidencia de los señores árbitros) a las autoridades liguistas, el regreso a la antigua confección de las planillas de juego con los números del 1 al 20 impresos en las mismas y, si hiciera falta, sobre el margen izquierdo del mencionado documento escribir el número de camiseta que utiliza el jugador; recordemos que este sistema ya fue implementado en tiempos de cambios de números en las casacas.

También lo referenciado significa un inconveniente para “las jóvenes” encargadas de confeccionar dichas planillas, especialmente a la hora de realizar los reemplazos.

Que no se enojen, las sugerencias son solamente para evitar los inconvenientes que observamos cada sábado.