Es muy difícil, si no imposible, establecer un control de Internet. Algunos gobiernos, como los de Irán, Arabia Saudita, Cuba, Corea del Norte y de la República Popular de China, restringen ciertos contenidos. La censura se hace, a veces, mediante filtros controlados por el gobierno, apoyados en leyes o motivos culturales, castigando su propagación. Sin embargo, muchos usuarios de Internet pueden burlar estos filtros, pues la mayoría del contenido de Internet está disponible en todo el mundo, sin importar donde se esté, siempre y cuando se tengan la habilidad y los medios técnicos necesarios. En China este tipo de medidas se combinan con la autocensura de las propias empresas proveedoras para ajustarse a las normas de ese país.