La crisis sanitaria provocada por la pandemia de coronavirus que tiene a España, Europa y China paralizadas y al mundo en cuarentena está provocando un escenario inédito en los tajos mineros de Huelva, a todos los niveles, desde personal, laboral hasta industrial.

En Huelva hay un sector estratégico muy ligado a China, a su crecimiento y a la economía global, el minero. Con 1.400 empleos directos y cerca de 5.000 indirectos, las minas de Huelva operativas, Mina de Aguas Teñidas y Atalaya Riotinto Minera, tratan de aguantar en medio de un escenario amenazante. Y mantenerse en pie.

Junto a los empleos están en juego ingresos de 350 millones de euros anuales. Porque Huelva es la provincia con mayor exportación minera de Andalucía, con 2.870 millones de euros en ventas al exterior en 2018, prácticamente la mitad de toda la comunidad autónoma

Al margen de que la pandemia está provocando un terremoto en el precio de la cotización de sus acciones, visible en los gráficos de las bolsas internacionales, y que parte de su accionariado pertenece a empresas chinas y de fondos de inversión muy potentes como Mubadala Investment Company, o que el precio del cobre tiende a la baja y tensionando la curva, el nuevo escenario de los tajos de Riotinto, Valdelamusa, Magdalena o Sotiel es un hervidero laboral lleno de inquietudes.

Hay minas que no las ha parado ni una guerra, de hecho vivieron en guerra (Riotinto) pero el coronavirus obliga a cambiar todos los tercios laborales.

Las empresas han anunciado que ponen en marcha protocolos de acción contra el coronavirus para preservar la salud de los trabajadores. Pero los sindicatos mineros más representativos en el sector Comisiones Obreras, USO y UGT exigen más porque ven que la gran concentración de trabajadores que se vive a diario en las instalaciones necesitan más control para manejar la situación y proteger su salud. Al fin y al cabo allí llegan todos los días operarios de Huelva, Sevilla, Cádiz, Málaga o Portugal, además de los locales que proceden de pueblos del entorno.

Las medidas son inéditas en minería, como todo en estos tiempos. E incluyen el teletrabajo para los empleados que dispongan del equipamiento técnico adecuado y los que no, lo harán en las instalaciones aunque no podrán comer en ellas. Se han establecido turnos semanales y de horarios. En la planta de procesos se reducen los turnos a dos de 12 horas, también sin almuerzo en las instalaciones con régimen de 5 días de trabajo y siete de descanso. En almacén se trabajará de 8 a 15.00 horas sin comedor.

Con esta reorganización del trabajo se reduce el número de relevos y se asegura una menor presencia de personal en las instalaciones mineras además de la permanencia de un grupo mínimamente suficiente fuera de la operación para suplir un eventual absentismo de un caso positivo y de su grupo de aislamiento.

La empresa y el Comité de Seguridad e Higiene han acordado el cierre del servicio de comedor para evitar las concentraciones, se incrementa la desinfección de las áreas, se aumenta el número de vehículos para reducir el número de pasajeros además de hacer un seguimiento de la situación.