Un magnífico grupo de actores

Alejandro Catalán dirige un juego divertido sobre el amor y las relaciones
miércoles, 14 de julio de 2010 00:00
miércoles, 14 de julio de 2010 00:00

Amar. Intérpretes: Lorena Vega, Edgardo Castro, Toni Ruiz, Natalia López, Federico Liss, Paula Manzone. Iluminación: Matías Sendón y Alejandro Catalán. Musicalización: Bruno Luciani. Asesoramiento sonoro y musical: Sergio Catalán. Vestuario: Ana Press. Asistente artística: Felicitas Kamien. Asistente de dirección: Rita González. Dirección: Alejandro Catalán. En el Camarín de las Musas (Mario Bravo 960). Los jueves y viernes, a las 23. Duración: 80 minutos. Nuestra opinión: muy buena.

Tres parejas comparten un fin de semana en la playa. Son amigos, se conocen desde hace tiempo. Sólo la pareja de uno de los hombres ingresa en el conjunto. Y su llegada genera cierta inquietud. Ellos salen de copas una noche. La música y el alcohol hacen aparecer una libertad especial. Todo se puede decir porque resulta divertido, todo se puede exponer porque se ha ingresado en un campo en el que todo parece permitido, o por lo menos es justificable. Una profunda fricción entre ellos expone a estos seres en su verdadera dimensión.

Los seis, al cabo del drama, tal vez no expongan nada novedoso. Pero sí afirmarán o confirmarán unos mundos privados que, en alguna oportunidad, fueron conmovidos por el amor y que hoy, al cabo del tiempo, demuestran que eso no ha sido más que un tropiezo que, quizá, deberían haber evitado. En Amar se muestran unas máscaras muy fuertes, pero también unas conductas resentidas por el acto de amar; por sostener una vida que, así como fue deseada, hoy expresa una sincera desazón.

Son muy contundentes las relaciones que construyen los personajes. En breves escenas, hacen crecer unas historias de manera muy certera, mientras van completando un mundo en el que la frivolidad se mezcla con el dolor y con la angustia.

La construcción de esas seis criaturas muestra un fino y acabado manejo de los detalles. En los gestos, en las actitudes, en los tiempos de los diálogos y hasta en la manera en que el cuerpo se planta en escena, se observa un estudio muy minucioso y sensible.

Un gran director

La iluminación juega un rol muy determinante también. Con unas linternas los actores irán aportando luz y construyendo unos pequeños cuadros, siempre con imágenes muy intensas, que posibilitan que nada de lo que les sucede o sienten los personajes pueda ser perdido de vista por el espectador.

Es muy destacada esta experiencia de Alejandro Catalán como director. Consigue con este magnífico equipo de intérpretes y técnicos realizar un profundo estudio sobre la actuación. Hay mucha pureza en él, mucha investigación sobre cada ser que asoma en escena, sobre la teatralidad general, y unos resultados dramáticos que bien merecen conocerse.

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