Pasó la primera experiencia de Mikaela Rojas en los Juegos Olímpicos de la Juventud “Buenos Aires 2018” y dejó una gran satisfacción para los catamarqueños. El Esquiú.com habló con su primer entrenador, Manuel Romero.

El profe da clases en el Centro Vecinal del Barrio San Ramón, en la ciudad Capital y tiene varios chicos de distintas edades.

Además, tiene varios alumnos que fueron campeones argentinos en distintas categorías.

Mikaela llegó de muy pequeña a hacer judo en el Dojo del Centro Vecinal, sin saber que luego de algunos años iba a llegar a ser deportista olímpica.

Romero habló de la participación de ‘Mika’ en los Juegos Olímpicos de la Juventud, señalando en primer lugar que  “un diploma olímpico es un gran rendimiento y estar entre los 5 mejores del mundo, se pudo haber estado mejor, pero se cometieron una serie de errores por falta de concentración de Mika y estuvo en el lugar justo”, dijo. 
Además, agregó que “espero que esto le sirva para seguir madurando, pero no nos olvidemos que dentro de un mes va a cumplir 16 años”.

En el momento de la pelea de Mikaela, Manuel tuvo varios flashes en su mente.

“Son imágenes que se me vienen de cuando Mikaela estuvo en el Centro Vecinal por primera vez con su musculosa, sin su judogi y ahí nomás pienso en todo el proceso, en cada etapa que tuvo que pasar en el Cenard, luego pasar a una etapa donde dejó a su familia, amigos y sus afectos por estar allá. Fue muy emocionante escuchar a todo el estadio alentándola en todas sus peleas”, afirmó Romero, agregando que “hay que dividir en dos partes su participación, en una primera parte se vio a una judoca muy veloz, explosiva, fuerte, motivada y potenciada por la localía.

En la segunda parte se vio que no prestaba atención a su técnico, que estaba muy pendiente de la tribuna y para mí personalmente eso la llevó a perder el segundo combate, de todos modos son errores que va a tener que aprender a superarlos y hablar con el cuerpo técnico y sus compañeros olímpicos, como es el caso de Paula Pareto”.

También Romero dijo que “para mí fue muy desesperante ver a su entrenador, que estuvo a punto de ser expulsado del torneo por elevar la voz”.

Por último, sentenció que “cuando una fiera está herida, lame sus heridas en su cueva y acá el Centro Vecinal es su casa. Ella tiene su familia deportiva aquí, además, acá tiene muchas cosas que en el Cenard no tiene, como es el calor de sus afectos”, finalizó Manuel Romero.