DESDE LA BANCADA PERIODÍSTICA

No “un domingo cualquiera”

sábado, 10 de agosto de 2013 00:00
sábado, 10 de agosto de 2013 00:00

Ya en veda electoral, con los cuidados del caso, presentamos la última columna política semanal antes de las elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO) que, a lo largo y ancho de la Patria, se cumplirán mañana.
En medio de un clima de enfrentamientos generalizados y luchas que, ahora mismo, se corresponden con la intolerancia, se votará para asegurar las candidaturas que habrán de participar en las generales del mes de octubre, de las cuales surgirá la futura conformación de mayorías y minorías parlamentarias que marcarán rumbo hasta el final del mandato de Cristina Fernández de Kirchner que, como todos saben, finaliza el 10 de diciembre de 2015.
Como en aquel lejano 30 de octubre de 1983, cuando Raúl Ricardo Alfonsín se convirtió en el presidente electo de los argentinos, una vez más el voto definirá posiciones dentro del sistema democrático, al que sabemos debilitado por los desencuentros de todos los días, pero todavía con vigencia para considerarse el único en condiciones de garantizar libertades y derechos.
Las discusiones interminables que sucedieron al triunfo “cristinista” de 2011; las posiciones extremas en torno al modelo económico, las voces apocalípticas para proyectos oficialistas o las obsesiones de quienes venían de vencer por más del 50% de los votos se terminan, aunque sea en parte, este fin de semana. Será la expresión de los ciudadanos, los poderosos y los humildes, la que defina los comportamientos exhibidos en este tiempo en el que, como bien lo dijo Jorge Lanata (después de un exabrupto de antología), “la sociedad está partida por la mitad”.
Quizá el lunes se renueven las controversias. Posiblemente, pero habrá menos márgenes porque los votos, gusten o no, legitiman. Con ellos se terminan las palabras, para dar paso a los hechos concretos.

Lejano Buenos Aires

Si bien es cierto que los catamarqueños estarán pendientes de los resultados locales, los de San Fernando del Valle y los pueblos del interior, también lo es que autoridades provinciales, funcionarios, dirigentes de uno y otro bando tendrán los oídos orientados hacia el resto del país y, muy especialmente, a la provincia de Buenos Aires, que concentra nada menos que el 40% del electorado del país.
Cualquiera sea el escrutinio, indefectiblemente habrá que relacionarlo con el espectro nacional, del que estarán pendientes los medios de comunicación del mundo entero.
Por si fueran pocas las incertidumbres, al cierre de las campañas, opacadas por la herida abierta que dejó la tragedia rosarina de comienzos de semana, los números de Buenos Aires se estrecharon de manera tal que en la medianoche del jueves ni unos ni otros cantaban victoria.
La aparición de Sergio Massa como nueva figura del firmamento político lo catapultó a las alturas, pero a medida que pasaban los días, el kirchnerista Martín Insaurralde, de la mano de la presidente de la Nación, acortó las distancias y forzó un “final abierto” que terminará de definirse sobre el filo de las 18 horas de este domingo.
Ese resultado, el duelo Massa-Insaurralde, que lo determinan los ciudadanos bonaerenses que van a votar, se irradiará hacia toda la Argentina, y según dicen los expertos, condicionará la elección presidencial de 2015.
¡Vaya si tiene influencia la elección de Buenos Aires! ¡La partida entre dos intendentes, uno de Tigre y el otro de Lomas de Zamora, establece las bases del futuro político del país!

Los pactos del pasado

Que Buenos Aires -el conurbano y su interior- haya dejado de ser “la reina del plata” para convertirse en “la reina de la Argentina”, no es casualidad. Es el resultado de una decisión tomada hace casi 20 años y cuyas consecuencias se muestran hoy con total crudeza.
Cuando los expresidentes Menem y Alfonsín, en 1994, sellaron el llamado “Pacto de Olivos”, le aplicaron un golpe feroz a lo que se entiende por federalismo, pero federalismo en serio, no a sus consecuencias. A partir de ese momento, las elecciones que cada dos años se llevan a cabo en el país, concentran todas las energías y recursos en la ubérrima tierra bonaerense, donde está casi la mitad de los electores. Jurisdicciones como La Matanza, por solo dar un ejemplo, equivalen a la suma de varias provincias del nivel de Catamarca, La Rioja, La Pampa, Formosa, Jujuy, Santa Cruz, San Luis, San Juan o Tierra del Fuego.
¿Quién ganó con aquel pacto del que, lamentablemente, participaron algunos catamarqueños?
Si se piensa en términos personales, Carlos Menem. Tenía en 1994 una gran sonrisa en su rostro. Acababa de conseguir el pase para ser reelecto, aunque había derrumbado el colegio electoral, que desde hacía 141 años, sabiamente, evitaba los desequilibrios entre el interior profundo y los grandes centros urbanos.
Si Raúl Alfonsín negoció la reelección, que entregó “en bandeja de plata” al riojano, para otorgarle el valor electoral que tiene hoy su provincia natal, consiguió su objetivo.
Los hechos históricos, como los apuntados, son opinables en relación a los ganadores de aquel pacto, pero de lo que no hay dudas es que perdió el federalismo. Si alguien piensa que estamos exagerando, solamente por un momento, que haga el ejercicio de pensar en las elecciones presidenciales de 2015. Dependerán de lo que ocurra en la provincia que hoy gobierna Daniel Scioli.

Tendencia hacia octubre

En paralelo a la “madre de las batallas”, en el también amplio territorio catamarqueño, aunque totalmente despoblado, los electores habilitados votarán en estas primarias 2013.
Las ofertas electorales -Frente para la Victoria, Frente Tercera Posición y Frente Cívico con dos vertientes, entre otras formaciones- se han hecho conocer, pero, ni haciendo los mayores esfuerzos se han podido desprender de lo que ocurra a nivel país con el pleito entre los K y los anti K.
El Frente para la Victoria, a cargo del gobierno provincial, ratificó su alianza con la Casa Rosada, a la cual considera vital para encarar los dos años de mandato que le restan a Lucía Corpacci. En la vereda de la oposición se le plantaron al menos dos antagonistas. El principal, vertebrado por el dirigente gastronómico José Luis Barrionuevo, frontalmente opuesto al kirchnerismo, sueña con triunfos memorables que le puedan otorgar el intendente Massa, en Buenos Aires, o el gobernador José Manuel de la Sota, en Córdoba.
La tercera alianza es la del Frente Cívico, que gobernó Catamarca entre 1991 y 2011. Su dirigencia también levanta banderas antikirchneristas, pero sus aliados de la zona portuaria son otros. El más visible es el Jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires, un presidenciable desde que apareció en el universo de la política.
Como lo anunciamos en varias entregas anteriores, el valor de la elección catamarqueña es francamente relativo. Ni agrega ni quita nada al resultado final a nivel país y, fronteras adentro de la provincia, apenas cubre algunas formalidades, como la de establecer las candidaturas finales para el 27 de octubre.
Sin embargo, estas PASO catamarqueñas funcionarán como una encuesta, de cara a la sociedad, para saber cómo están posicionadas las fuerzas políticas. De ninguna manera preanuncian los resultados de octubre, pero pueden crear tendencia a partir del preconcepto que es difícil cambiar el voto en un lapso de apenas dos meses. ¿Es exactamente así? En provincias como la nuestra, también esto es demasiado teórico. Más no inclinamos por pensar que todo depende de las campañas que se hagan, más si el resultado de la primaria es estrecho.
Especulaciones más, especulaciones menos, la elección de este domingo será importante. Para vencedores y vencidos (que los habrá), pero lo más trascendente de todo es que se abre la compuerta de la renovación legislativa provincial, la que se considera estratégica para redeterminar la composición del poder de aquí a diciembre de 2015.
Confeccionar las listas de candidatos a diputado, a senador o a concejal, sin dudas, es mucho más complejo que armar una campaña para reemplazar a tres diputados nacionales. Además, hay que considerar que esas listas se confeccionan por acuerdos o preacuerdos existentes que pueden favorecer a grupos selectos y enervar a otros quizá mayoritarios lo que, de antemano, presupone reacomodamientos.
También para estas instancias, que convierten a 2013 en un año de electoralismo pleno, los resultados de la primaria, lo repetimos, van a influir en su justa medida. Por ello el 11 de agosto no será un domingo más.

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