Las denuncias de los últimos días, en torno a eventuales infracciones electorales, confirman que las leyes de esta materia deberían modificarse para hacerlas precisas. De esta manera se despejarían “zonas grises” al entendimiento o, de acuerdo a su conveniencia, sujetas a interpretaciones de los partidos políticos. A nivel nacional, por caso, “Juntos por el Cambio” pudo mostrar obra pública cuando ya regía el período de veda para este tipo de actos. El peronismo se alzó en reclamos y desde la Casa Rosada le contestaron que no se trataba de “inauguraciones”, sino de “recorridos” por algunos emprendimientos que se habían habilitado tiempo atrás. Una picardía más en un país donde la “viveza criolla” se aplica para burlar la ley.

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Situaciones parecidas en materia de dádivas o actos oficiales se dieron en la provincia. Una de ellas giró alrededor del festejo del 50 aniversario de la creación de la colonia Nueva Coneta, un hecho de trascendencia histórica que no debería haber merecido objeciones. Sin embargo, la acusación de violar la veda llegó a la Justicia Federal y, por suerte, no progresó. El argumento de rechazo, paradójicamente, fue porque se pretendió respetar la ley. La fecha del aniversario es el 9 de agosto –dos días antes de las PASO-, por lo que los organizadores la adelantaron para el sábado 3 a fin de no quebrar la veda.

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Desde el peronismo, por el mismo tema, se observó la conducta de Gustavo Jalile que, al parecer, esperó este tiempo para efectivizar contribuciones a los clubes. También el intendente de Andalgalá, fiel a su costumbre, estuvo a “dádiva” pura cuando ya no debía hacerlo. Ni siquiera la rehabilitación de La Cébila escapó a las sospechas de hacer proselitismo. Para ello llegó, por pocas horas, la administradora de Vialidad Nacional. Recorrió el corte que produjo casi seis meses de inhabilitación, pero en homenaje a la verdad no hubo acto ni corte de cintas, a contrapelo de los deseos de la dirigencia local de Cambiemos de sacar ventajas.

El Esquiú.com