Un año sin Rojas

Se cumple hoy el primer aniversario del asesinato del sindicalista gastronómico y ministro de Desarrollo Social Juan Carlos Rojas, brutal crimen que dio lugar a una compleja causa, tan agitada e intensa en cuestiones procesales y sociales, como apagada en cuanto a los avances alcanzados hacia el esclarecimiento. Desde el hallazgo del cuerpo sin vida de “Rojitas” en su domicilio hasta hoy, ha pasado de todo. Se anunció inicialmente que el deceso se había producido por causas naturales sin señales de violencia, se preparó su despedida en la sede capitalina de UTHGRA, y cuando todavía no habían trasladado el féretro, con el gobernador Raúl Jalil a su lado, el dirigente Luis Barrionuevo aseguró a la prensa que a Rojas lo habían matado. Nuevos informes forenses hallaron entonces evidencias de lo que podía ser un ataque violento, y la duda quedó instalada. Siguieron días de relativa inacción y el caso se fue apagando en la consideración pública, hasta que los tres hijos de Rojas, Fernando, Natalia y Mónica, realizaron una conferencia de prensa para mostrar imágenes de cómo había sido encontrado el cuerpo. Allí volvió la convulsión social, ante las evidencias de una golpiza salvaje. Hubo manifestaciones multitudinarias, primero con la familia en soledad, luego con el acompañamiento masivo de políticos del oficialismo y la oposición, y más tarde nuevamente de familiares y amigos. Se hizo un jury de enjuiciamiento al fiscal Laureano Palaciones, cuestionado por sus consideraciones iniciales sobre el caso, pero resultó sobreseído. Se impulsó otro jury al segundo fiscal interviniente, pero no prosperó. Se detuvo a una mujer, Silvina Nieva, rápidamente liberada por un error técnico en su aprehensión. Barrionuevo fue y vino un par de veces, declaró en la justicia, puso a través del gremio una recompensa millonaria por datos sobre el crimen, acusó a la familia y finalmente armó una suerte de acto-misa, con marcha de antorchas, pantalla gigante incluida y asistentes traidos desde otros puntos del país. La familia no asistió, denunció que se dilataba el acceso a pruebas claras como los teléfonos, y apuntó contra la justicia. En junio falleció Mónica, y los hijos restantes de Rojitas, Fernando y Natalia, siguen su lucha. Hoy compartirán una misa en la Iglesia de Choya, y descubrirán una placa en homenaje a su padre. En coincidencia con este aniversario, la justicia reveló los avances de su investigación, apuntando al círculo íntimo de la víctima. Un año ha pasado, y la sociedad sigue esperando respuestas. El expediente de 20 cuerpos y 4.000 fojas, ya con la certeza de un homicidio ratificado por peritos de la Corte Suprema de Justicia, pone el acento en la limpieza de la escena del crimen, y sugiere que los culpables eran personas cercanas a “Rojitas”. La única imputada, Nieva, sigue en libertad, y el propio transcurso del tiempo hace cada día más difícil esclarecer por completo los móviles y las circunstancias de este terrible acto criminal.

Se despide Alberto

Con más pena que gloria, Alberto Fernández inicia su última semana como Presidente de la Nación, experiencia que quedará grabada en la historia como uno de los más desastrosos pasos del peronismo por el poder. Alberto encarnó la esperanza de millones de argentinos tras el paupérrimo gobierno de Mauricio Macri, pero fue apenas el chofer que llevó al país a estrellarse en una nueva y mayúscula decepción. En cuatro años para el olvido, Alberto combinó involuntariamente impericias, internas salvajes y malas decisiones, con una serie de contratiempos externos que contribuyeron a su estruendoso fracaso. La pandemia de coronavirus, la sequía, la deuda impagable que le dejó Macri y la guerra ruso-ucraniana, fueron algunos de los muchos factores que confluyeron para la debacle. Tanta penuria derivó en la pérdida del gobierno por parte del justicialismo, en uno de los procesos menos felices que se recuerden para esa fuerza en sus ocho décadas de historia. Alberto amagó en algún momento con pelear por una reelección utópica; Cristina Fernández, jaqueada por la justicia se bajó de toda candidatura, y la gran idea del oficialismo fue poner como candidato presidencial al ministro de Economía que llevó la inflación a las nubes. Ese suicidio político, condimentado con el recuerdo fresco del desastre macrista, empujó a la población a votar a un candidato que concentró su campaña en insultar a toda la clase política. Y así un panelista de TV como Javier Milei se convirtió en presidente, y se esfumó el poder de las manos de un peronismo que nunca había experimentado revés semejante. Quizás sea demasiado prematuro ensayar un balance de la gestión de Alberto cuando todavía no concluyó, pero queda claro que si imagen está completamente desdibujada, y hasta se la emparenta con Fernando De la Rúa, sobre todo por este último año en que ejerció el cargo casi de manera simbólica. Es justo reconocer que le tocaron tiempos muy difíciles, y también que en toda su gestión estuvo muy atento a las necesidades catamarqueñas, tanto que quedará en la historia como el mandatario en ejercicio que más veces visitó la provincia. Lo demás convendrá analizarlo conforme transcurra el tiempo, y el observador pueda despojarse de frustraciones y pasiones propias de la coyuntura política.

Menem presidente

No, no es una consigna del pasado aunque lo parezca: es de estricta actualidad. El diputado riojano Martín Menem será el nuevo presidente de la Cámara de Dipuados de la Nación. Menem encabezó la lista de diputados nacionales de La Libertad Avanza en su provincia cuando el 22 de octubre, la fuerza libertaria alcanzó el 38,01% de los votos. En mayo había sido candidato a gobernador por el mismo espacio, pero quedó en tercer lugar por detrás del Frente de Todos y Juntos por el Cambio. De la mano de Milei llegó a la Legislatura riojana, donde es desde 2021 diputado provincial. En septiembre del 2022 enfrentó un pedido de destitución de su banca provincial por haber expresado en Twitter su descreimiento del intento de magnicidio contra la vicepresidenta Cristina Kirchner. Hijo del senador nacional (MC) Eduardo Menem y sobrino del expresidente Carlos Saúl Menem, Martín tiene 48 años, es abogado y su desempeño, hasta el 2021, fue en el ámbito privado; fue dueño de un salón de fiestas en el barrio de Belgrano, en CABA y trabajó en una empresa de promociones. Creó luego su propia empresa, dedicada a la importación de suplementos dietarios Gentech. Es Menem, y será presidente en este 2023, de la mano de Milei. 

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