Si algo permite a Catamarca mantener firme el timón en medio de la tormenta que arrastra a otras provincias, y le permite dialogar en igualdad de condiciones con Casa Rosada mientras otros distritos apelan desesperadamente a la vía judicial, es su fortaleza económica a partir de los recursos con que cuenta. En ese aspecto, de un tiempo a esta parte y en virtud de la definición de la minería como real política de Estado, la Provincia no sólo tiene riqueza potencial como la tuvo durante décadas, sino que genera divisas desde la producción, a niveles que concentran miradas nacionales e internacionales. A la vanguardia de esas producciones está claramente el litio, mineral estrella para la reconversión energética e insumo vital para la construcción de vehículos eléctricos. Catamarca, junto con Salta y Jujuy, permanecen en el centro de la escena y han sabido trabajar juntas, por encima incluso de los diferentes colores políticos de sus mandatarios, precisamente por la importancia de cuidar, promover y aprovechar una actividad clave para el desarrollo local y regional.

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Existe sin embargo el riesgo de que tal oportunidad de crecimiento se vea entorpecida por un planteo legal, que vuelve a poner sobre la mesa una discusión que atrasa 30 años, referida a la licencia social de las mineras. La última palabra la tenía la Corte de Justicia de Catamarca, y al cabo falló en contra de la expansión de la producción litífera, una medida que atenta directamente contra los intereses provinciales. Y además un extremo innecesario de visitar, toda vez que existen fuertes mecanismos de control, estudios de impactos ambientales y procedimientos que se han cumplido sucesivamente.

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No deja de ser extraño que un brazo del Estado como el judicial, quizás el que más enérgicamente reclamó por el aumento de recursos, termine así por recortar al Ejecutivo la más clara oportunidad de generarse aquellos fondos que le urgen como el oxígeno, y que el propio Poder Judicial exige. Con la insólita decisión tomada, se produce un disparo en el propio pie, del auge litífero, de Catamarca y de los mismos magistrados.

El Esquiú.com