El único camino

lunes, 4 de marzo de 2024 01:25
lunes, 4 de marzo de 2024 01:25

El denominado “Pacto de Mayo” impulsado por el Presidente de la Nación es hasta aquí una idea, una propuesta, una iniciativa. En el clásico ritmo vertiginoso de la política argentina, no había concluido aún el discurso de Javier Milei ante la Asamblea Legislativa, cuando con idéntica premura unos lo celebraban como una maravilla y otros lo denostaban con fervor. ¿Se trata en realidad de un noble gesto para la apertura de una nueva relación de Casa Rosada con los gobernadores, o es un vil mecanismo de extorsión? Ni una cosa ni la otra, quizás un término medio.

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Ha quedado muy claro que el Presidente ofrece en el Pacto de Mayo mucho de aquello que los gobernadores reclaman para sus provincias. Léase: recursos, cierta previsibilidad, seguridad básica de la que hoy carecen. Y, explícitamente, Milei señaló que para ello pide otra cosa a cambio, a saber, la aprobación de una serie de normas cuyo curso se vio truncado con la caída de la Ley Ómnibus. Esa transacción está puesta en blanco sobre negro, el clásico “quid pro quo” que inmortalizó el personaje del siniestro psiquiatra Hannibal Lecter. Pero ello no encierra una extorsión en sí mismo.

En política se llama negociación y es válida. Ceder algo para obtener otra cosa es normal porque nada se consigue a cambio de nada o, como dicen los norteamericanos, “no hay almuerzos gratis” (curiosamente fue Milton Friedman, economista emblema para Milei, quien popularizó esa frase latina “nunquam prandium liberum”, que en criollo sería algo así como “nadie regala nada”).

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Raúl Jalil, como se preveía, fue de los primeros en aceptar el convite. Quienes detestan a Milei recibieron el gesto como una claudicación, pero razonablemente es, más que el camino correcto, el único camino posible. Nación y Provincias deben dialogar, discutir, construir puntos de encuentro y, si no es desde las convicciones, que sea desde los intereses.

Cualquier destino es preferible a los insultos y las batallas judiciales. Después estará en el talento de unos y otros encaminar la oportunidad hacia el rumbo más favorable, pero el diálogo es imprescindible.

El Esquiú.com
 

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