Piden la pena de muerte para el joven que mató a 17 personas en Florida

Nikolas Cruz será acusado de 34 cargos, incluidos los homicidios del tiroteo.
miércoles, 14 de marzo de 2018 07:35
miércoles, 14 de marzo de 2018 07:35

La Fiscalía de Florida pedirá la pena de muerte para Nikolas Cruz, de 19 años, autor confeso del tiroteo que mató 17 personas e hirió a una quincena el mes pasado, pese a que los abogados del agresor indicaron que se declararía culpable si su vida se salva.

La Fiscalía del condado de Broward, en Parkland, sur de Florida, donde Cruz abrió fuego indiscriminadamente con un rifle semiautomático contra alumnos y profesores de la secundaria Marjory Stoneman Douglas, el 14 de febrero pasado, una matanza que relanzó el debate acerca de la tenencia de armas y su fácil acceso.

Cruz tiene programada para hoy una comparecencia formal en la que será acusado de 34 cargos, incluidos 17 cargos de homicidio en primer grado.

La semana pasada un jurado popular le imputó 17 homicidios en primer grado.

La defensa de Cruz, ex alumno del Marjory Stoneman Douglas, ya había adelantado a la prensa local que el atacante se declarará culpable.

Al parecer, la estrategia de la defensa de Cruz se centrará en demostrar que tenía problemas mentales para librarlo de la ejecución, opción que incluye el código penal de Florida.

Para que Cruz sea condenado a muerte deberán votar a favor de su ejecución todos los miembros del jurado popular que se designe, 12 de 12, lo que hace también menos probable que reciba la máxima pena.

Durante décadas en Florida bastó con que una mayoría del jurado pidiese la pena de muerte para que se aplicase.

La última pena de muerte ejecutada en Florida fue en febrero último, cuando se le aplicó una inyección letal a Eric Branch, 47 años, por la violación y asesinato de una estudiante en 1993.

El caso judicial durará seguramente años, como es habitual en esta clase de proceso en Estados Unidos.

El desenlace del juicio a Cruz dependerá de la capacidad que tenga su defensa de demostrar su supuestas alteraciones psiquiátricas.

Hasta ahora ha trascendido en la prensa local que el joven recibió al menos durante un año atención psiquiátrica y que la abandonó semanas antes de perpetrar la matanza.

Cruz era huérfano de padres biológicos y también de sus padres adoptivos tras la muerte el 1 de noviembre de su madre adoptiva Lynda Cruz.

El joven siempre había sido muy problemático. En numerosas ocasiones la policía local tuvo que acudir a la casa de su madre adoptiva por su comportamiento.

La escuela secundaria donde Cruz ejecutó la matanza lo expulsó por motivos disciplinarios.

Tras la tragedia muchos alumnos que lo conocieron lo describieron como un muchacho marginado, con problemas para relacionarse con los demás y obsesionado con las armas, que llegó a mostrar en público.

Cuando ocurrió la masacre vivía temporalmente en casa de los padres de un amigo.

En redes sociales había publicado imágenes de armas y había llegado a expresar su voluntad de cometer una masacre en un colegio.

El FBI recibió denuncias de sus pulsiones violentas pero debido a una negligencia reconocida por la propia agencia policial nunca se investigó a Cruz.

Esta nueva matanza escolar generó un movimiento estudiantil que reclama restricciones al acceso a las armas.

Mañana, a un mes de la masacre de Cruz, estudiantes de más 1.600 escuelas del país realizarán un paro en demanda de un mayor control de venta de armas.

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