Opinión

La sociedad al banquillo

martes, 7 de febrero de 2023 01:48

Ayer se conoció uno de los veredictos más esperados por los argentinos. 


Después de 3 años, la sociedad deseaba profundamente cobrar venganza. Venganza, sí, porque muchas veces la justicia no logra saciar la sed de bronca. Se queda corta. 


Con un despliegue mediático pocas veces visto, los distintos personajes de esta tragedia convertida en show fueron llegando al tribunal de Dolores. Los últimos fueron los imputados, 8 jóvenes que no superan los 22 años de edad. 


En medio de las cámaras y los flashes, otros padres con otros hijos asesinados en condiciones similares, aprovecharon para levantar sus carteles e intentar lograr así algo de notoriedad, pues no tuvieron la suerte de ser elegidos para el prime time de los medios justicieros.


Más allá de las contradicciones legales de la sentencia, que calificó el homicidio de Fernando Báez Sosa por premeditación de 8 personas pero que no aplicó la misma pena a todos, nadie quedó conforme.


Otra vez, los que querían venganza no la alcanzaron plenamente; los que saben de derecho entendieron que los jueces fallaron presionados más que convencidos. La famosa “papa caliente” quedó ahora en manos de los de casación. 


Los padres de la víctima aturdidos por el dolor; la prensa hambrienta por un título amarillo; los abogados sedientos por dos minutos de cámara y una sociedad que no tardó en volcar toda su furia en redes sociales, le dieron forma al escenario dantesco de la jornada. 


El reproche hacia la violencia parece que hoy quedó en segundo plano, porque la reproducción del desmayo de Máximo Thomsen al escuchar la sentencia fue reproducida millones de veces. Los mensajes de odio hacia los imputados y sus familiares abundaron.

El deseo de que los violaran y mataran apenas llegaran al penal, fue generalizado. 


El mes de enero de este año fue el más sangriento en mucho tiempo. Mientras se desarrollaba el juicio por el homicidio de Fernando, jóvenes de su misma edad eran a tacados a la salida de los boliches en circunstancias casi idénticas. 


La violencia que mató a un joven inocente vive con nosotros. Está presente en la cotidianidad, es tolerada. Se mete en la inconciencia y anida ahí hasta que cualquier suceso sirva de excusa para sacarla a relucir. Hasta se llega a justificar. 


Exigir venganza implica responsabilidad. Una sentencia “ejemplificadora” no soluciona un defecto de fábrica. Señalar con el dedo a 8 asesinos sin tomarse dos minutos para corroborar que no esté pasando lo mismo dentro de casa no sirve. Citar a la justicia como la única responsable de que hagamos todo mal, solo permite esquivar culpas. 


Ayer éramos muchos más que 8 en el banquillo. 

Dra. Eugenia Avellaneda

Comentarios

7/2/2023 | 10:34
#149006
CREO QUE PUEDE SER UN MENSAJE PARA LAS NUEVAS GENERACIONES QUE VAN A LOS BOLICHES A PELEARSE EN LUGAR DE DIVERTIRSE.

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