Comentario Político

martes, 21 de diciembre de 2010 00:00
martes, 21 de diciembre de 2010 00:00

Con lujo de detalles y motivaciones puntuales, este “secretario” de las políticas partidistas viene sosteniendo desde el mes de noviembre que el Frente para la Victoria y el PJ concurrirán a las elecciones por separado. Repetimos lo mismo cuando Randazzo vino a Catamarca o cuando “los muchachos” fueron a visitarlo a Buenos Aires. No hay forma de unir “el agua con el aceite” y muchísimo menos en las condiciones que dejó planteada la realización de la interna. Para bien o para mal, guste o no guste, hayan votado pocos o muchos, en fin, como sea, esa interna dejó candidatos que tienen respaldo legal y nadie, salvo renuncia voluntaria, desprecia lo que ya consiguió. Entonces, qué le puede ofrecer el PJ al Frente para la Victoria. Uno o dos carguitos, lo que ya ha sido rechazado de plano. Este panorama ya comienzan a reflejarlo con nitidez los distintos medios de prensa.
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En el Frente para la Victoria las expectativas son otras. Hay voluntad de armar una gran alianza y en ese marco es muy poco lo que le puede aportar el cuadro de candidatos del PJ. Aparte, hasta las estadísticas le indican que en todas las elecciones en que fueron por separado, el kirchnerimo logró ventajas sobre la conducción oficial del peronismo. Ésta de 2011 será un nuevo duelo y, en el fondo, la reedición de la interna con la participación de toda la ciudadanía. Allí ganará el mejor, con el beneplácito del radicalismo al que, en gran medida, se le allana el camino.
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Sin certeza electoral, claro está, no está dicha la última palabra. Hay que esperar. Por allí tiene razón el PJ cuando dice tener “los mejores candidatos”, aunque esto se contradice con la desesperada busca de una alianza con el Frente para la Victoria que la rechaza por inconveniente. Aparte, si tiene los mejores candidatos ¿por qué no se presenta solo y deja de ofrecer acuerdos imposibles? Honestamente, creemos que está fallando el sentido común. ¿O en política vale ir a golpear las puertas donde a uno no lo quieren recibir? Por allí, quizá, no es como en la vida común.

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