Llamado a la solidaridad: Se necesita sangre exclusivamente del factor Positivo para una enferma en estado  grave llamada Argentina, que precisa sanar con carácter de urgencia para bien de muchos millones de argentinos. Los dadores deben presentarse en Balcarce 50, Capital Federal, a cualquier hora y el único requisito es la franca disposición de los donantes a tener un gesto solidario y de buena voluntad; si tienen una alta cuota de patriotismo, mejor. No importa la edad, ni la condición social, religión, sexo o preferencia política. Advertencia: Los portadores de algún virus relacionado con  el humor maligno, deseos apocalípticos o de algún elemento infeccioso en sus pensamientos o acciones, por favor abstenerse. Según los médicos que trabajan para una institución conocida como Indec, Argentina atraviesa por  una situación dramática y de acuerdo a los últimos estudios realizados su cuadro se ha complicado a tal punto de alcanzar una fiebre del 27,3% de pobreza, que en realidad es del 30%; con casi 12 millones de hijos pobres y alrededor de 2 millones en estado de indigencia, es decir en la miseria. Para colmo de males, parece que, en el apuro y los nervios por  su gravedad, tomó un remedio equivocado: un FMI (Fulano Maldito Indeseable) en vez de otro FMI (Fuerza Madre Irrepetible) y eso le trajo algunas serias complicaciones que golpean con dureza su cuerpo: deterioro de los salarios de su familia, mayor inflación, menor ocupación y tarifazos muy dolorosos. Los hijos de Argentina decidieron hacer este llamado a la solidaridad enterados que a través de los diarios, radios, canales de televisión y redes sociales, aparecen voces que critican el diagnóstico de la paciente, no están de acuerdo con la medicación aplicada y dicen tener la solución a toda la problemática que tiene a Argentina sin poder levantarse desde hace ya un largo tiempo.
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  Los buenos hijos de Argentina quieren a su madre sana, salva y en condiciones de protegerlos y darles paz y bienestar todos los días de todos los años. Y tienen mucha fe que Argentina dejará la cama en la que se encuentra postrada, volverá a caminar y pisar fuerte desde Los Andes al Río de la Plata y desde Jujuy a las Islas Malvinas. Los buenos hijos de Argentina tienen confianza en que la enfermedad de su madre es curable y por eso recurren a hacer un llamado a la solidaridad. Para que los millones que hoy padecen las consecuencias de su afección vuelvan a ser felices. Para que otros tantos millones que ahora sufren su dolencia recuperen la dignidad de vivir sin la angustia cotidiana de las jornadas presentes. Se necesita mucha sangre. Sangre con vigor, con fe, con esperanza para que el cuerpo de Argentina se sienta nuevamente sano y fuerte. Y tiene que ser sangre local, porque quedó demostrado que la extranjera significó algo así como peor el remedio que la enfermedad. Argentina está necesitando sangre de gente que la quiera mucho, sin egoísmos ni mezquindades, que le dé ánimo para caminar y dejar de arrastrarse. Precisa amor y gestos con buena onda, como dicen los jóvenes; actitudes que vayan más allá del color político de sus gobernantes de turno. Se escucha por todos lados que está haciendo falta un gran acuerdo de todos los sectores que forman parte de la familia de Argentina. Que es imprescindible un consenso político, económico y social sin banderías políticas. ¿Qué esperan para concretarlo los que tiene la responsabilidad de hacerlo? Repetimos el llamado a la solidaridad: se necesita sangre positiva, como la que demostraron tener Fray Mamerto Esquiú, Manuel Belgrano, Eva Perón, don Humberto Illia, René Favaloro y tantos otros. Los ladrones, corruptos, inservibles, mediocres, ineptos y mercenarios que se aprovecharon de la bondad de Argentina,  abstenerse y ni siquiera intentar llegar por donde está internada. Esa sangre sucia, mezclada con la indecencia y la codicia, no habrá de curar a Argentina. Por favor, que aparezcan los donantes con la sangre buena. Es urgente, para hoy. Mañana puede ser demasiado tarde.