En varios municipios, por motivaciones diversas, hubo problemas al producirse el recambio de autoridades. Así fue como germinaron conflictos en Valle Viejo, Andalgalá y Recreo, por nombrar solamente a los principales. Por hoy, nos vamos a detener en la controversia lapaceña, símbolo de lo que pasa a nivel provincial. Allí, el intendente Luis Polti (PJ)) desplazó del sillón municipal a Roberto Herrera (UCR) y una de sus primeras medidas, vía despidos, fue aligerar la planta de personal. Hasta ahora, según consignan datos oficiales, entre precarizados y personal estable, los despedidos suman unas 150 personas. Junto a sus familiares, desde hace días, reclaman justicia en la vía pública y llaman la atención de la ciudadanía con cortes temporarios en la ruta 157, tramo casi vital para el turismo y el comercio que conecta a La Paz y departamentos vecinos con Santiago del Estero y Córdoba.
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150 despidos en Recreo tienen, por dar una cifra, el valor de unos 1.000 en la Capital. Crean, de inmediato, un problema social de proporciones. Esto es lo que no miden los políticos a la hora de utilizar “la lapicera del poder” y desbordar la administración –provincial o municipal- con nombramientos no necesarios. Lo hizo Herrera hace cuatro años cuando desbancó al “clan Polti”. Produjo designaciones a diestra y siniestra y ahora regresó un Poltí que, sin despidos, no puede cumplir con los compromisos que asumió durante la campaña y que le permitieron alzarse con el triunfo de octubre pasado.
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En pocas palabras, en Recreo, la política ha creado un círculo vicioso del que será difícil salir. Hay alta desocupación, las fábricas desvanecen inexorablemente y queda como único empleador el Estado. Éste, a su vez, tiene un presupuesto que ya no aguanta un nombramiento más. ¿Qué hace Polti? Lo que hizo Herrera en 2015. Tiene necesidad de nombrar gente, pero no tiene plata para pagarle. Entonces despide a “los contra” y nombra a los aliados. Un clisé de toda la provincia. El Estado no aguanta más.
El Esquiú.com