Artículo especial para El Esquiú.com por el Año Jubilar Mariano 2020

La casa de María: los mantos de la Virgen

Los mantos no se fraccionan en su vejez, sino que se guardan en museo.
lunes, 2 de septiembre de 2019 01:35
lunes, 2 de septiembre de 2019 01:35

Por el Pbro. Mario Gustavo Molas

Capas, mantos y mantillas, incluido el ornato natural de la cabellera o la peluca, eran signo de elegancia y prestigio de las clases altas.
La imagen original de la Virgen del Valle se realizó con un manto azul estrellado que fue prontamente cubierto con una capa celeste y peluca hasta la cintura, clásica de las “Inmaculadas” españolas coronadas como reina con la mantilla blanca.
Esto duró desde 1620 hasta 1891 cuando se suprimió la peluca y la capa devino en manto, hasta el día de hoy.

Siendo entre los hombres el uso de botas, capas, entre ellas las “capas caídas” que los militares usaban sobre uno de sus hombros, cuellos altos y cabello hasta la cintura, chambergos con plumas, pronto, entre los indígenas de los Incas para abajo, como puede verse en los óleos del Museo del Cuzco, de la época de transición entre la conquista y la Independencia, adoptaron la costumbre de vestirse a la usanza española.

En el norte argentino, la desgraciada orden de Esteban de Nieva y Castilla, que mandaba a los indios, vestirse como indios: “descalzos de pie y pierna (sin botas), con el pelo recortado sobre los hombros, sin cuellos altos en la capa, sin sombreros ni plumas”. La violenta manera de hacerlo, cortándole las “chuschas”, el humillante gesto con Chelemín a la cabeza, provocó el primer alzamiento calchaquí.
El segundo levantamiento con Bohorquez a la cabeza, un andaluz venido en Inca, expandió el levantamiento hasta que fue llevado preso a Lima.

Mientras tanto en su intento pacificador, la Virgen del Valle, encerrada en su urna, bajo candado, se “desaparecía” con el asombro de  sus cuidadores y  se “mostraba” a los indios calchaquíes en los enfrentamientos bélicos. A su retorno a la urna, recibía los reproches del guardián, Manuel de Salazar: “-que traza de Madre de Dios, llena de polvo y cadillo”-, -“¿cuándo va a quedarse quieta?” “no tenemos como cambiar los mantos”, mientras que, con prolija ternura limpiaba el cadillo del manto y le sacudía el polvo (Información Jurídica de 1764).

Debido a la costumbre de “prestar” o regalarle a la Virgen joyas y emblemas para engalanarla en sus fiestas, como respuesta a las gracias y favores recibidos, después de tantos años, hoy le cantamos: “Tu manto bordado de gracias divinas”.
Durante muchos años se mantuvo la costumbre de fraccionar los mantos en desuso como recuerdo, tal como se hace con la Virgen de Luján.

Hoy, al borde de los 400 años la santa imagen tiene un juego de manto y vestido, el más antiguo, cuyo origen desconozco. Otro, que en su momento fue de lujo, encargado por la familia Sastre a España, en excelente estado. El manto y vestido que usó en el centenario de la coronación, fue encargado a las Hermanas Josefinas de Córdoba. Tiene además 8 juegos completos realizados por Rina Quiroga, que confeccionó muchos más con distintos destinos y se pueden apreciar en el Museo de la Virgen. Hay uno realizado con máquina de bordar electrónica.

 Los mantos ya no se  fraccionan en su vejez, sino que se guardan en museo, a cambio de lo cual se ofrecen para los enfermos el “algodón” que rodea y protege la Imagen durante el tiempo que va de una fiesta a la otra. Único elemento que verdaderamente “toca” la Imagen y opera como “sacramental”.

Se aumentó la costumbre de ofrecer en comercio la Imagen de la Virgen en su atuendo original y también el uso de la tela para vestirla en su modalidad actual.

Respecto a los 400 años del hallazgo de la Imagen, se están confeccionando, uno, por las Monjas Dominicas de esta ciudad. Otro por la Señora Graciela Moya de Carrizo, experta que realizó innumerables juegos de distintos tamaños y con destinos a nivel nacional.
Habiendo fallecido Rina Quiroga y multiplicado las réplicas que recorrerán el país, queda abierta la posibilidad de que escuelas, particulares y tantos devotos, quienes quieran honrar a María del Valle con la ofrenda de sus regios vestidos, como ocurre con la reciente y grandemente difundida devoción a la Virgen de Urcupiña.

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Comentarios

2/9/2019 | 17:30
#149006
Venerar es el verbo...no adorar...si no eres católico, quedate en el molde...
2/9/2019 | 14:59
#149005
Muñeca? jajajajaja. Conozco varios que durante años pierden el tiempo cuestionando el culto a la Virgen; y después cuando les encuentran un tumor, se les accidenta un hijo o el yerno se les está por ir con otra mina, corren a la Catedral a prender velas, buscar agua bendita, a que les impongan la cadena o se van a pata a la Gruta; jajajaja. Mercedes Sosa fue una de esas jajaja
2/9/2019 | 14:52
#149004
A la imagen de la Santísima Virgen no se la adora; se la venera que es muy distinto. Además, al que no cree no tendría que importarle si la Virgen es una muñeca, si se la adora o dónde está escrito que deba adorársela. Agua que no has de beber, déjala correr; jjajajajaja

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