Durante la conferencia anual de la Sociedad de Neurociencia de Estados Unidos, un grupo de científicos mostró los resultados de un estudio que realizaron con hámsters, alrededor de las alteraciones que produce la luz nocturna en la conducta de los roedores. Del total de la muestra, la mitad fue sometida a 16 horas de luz y ocho horas de luz tenue, mientras que los demás gozaron de las mismas horas de luz y ocho horas de total oscuridad.
Los investigadores señalaron que para que las hormonas no afectaran los resultados fueron retirados los ovarios de las hembras.
Semanas más tarde se pudo comprobar que los animales que no dormían a oscuras habían modificado su estado de ánimo, desarrollando los síntomas de la depresión.
A partir de lo anterior, los investigadores hicieron diferentes estudios en los roedores, notando que los hámster con conductas depresivas mostraban cambios en su hipocampo, una parte del cerebro que se encarga, entre otras cosas, de regular los ciclos noche y día en el cerebro de los hámster, así como de los humanos.
Los científicos que ya habían detectado resultados similares con ratones, creen que de alguna forma la luz afecta al hipocampo por lo que se de-sestabilizan las conductas de los roedores que corresponden a sus ciclos día-noche.

En los humanos

Los investigadores asociaron estos estudios con los efectos de la exposición a la luz que emite el televisor, sobre la melatonina, que se produce cuando el cuerpo detecta la oscuridad. La melatonina regula el ritmo cardíaco, ayuda a conciliar el sueño y actúa como antioxidante. Por eso no sería bueno dormirse con el televisor prendido.