Editorial

El frío no tiene la culpa

La ola polar que hizo descender la temperatura en todo el país, afecta seriamente a los catamarqueños, y en especial a las familias de menores recursos económicos.
jueves, 5 de agosto de 2010 00:00
jueves, 5 de agosto de 2010 00:00

Si en cada casa de familia se padecen incomodidades por el intenso frío, conmueve pensar en los niños que duermen en ranchos y construcciones precarias, construidas a base de nylon, cartón y maderas. Lamentablemente, no son dos o tres casos aislados, sino la realidad de centenares de comprovincianos.
Pero también quienes atraviesan una situación más cómoda sufren en mayor o menor medida la situación, ya sea por la falta de gas, como por las subas y bajas de tensión y las interrupciones en el suministro de energía eléctrica.
La gente desea que se termine el frío de una vez, convirtiéndolo en la causa de esta serie de penurias, rápidamente vinculadas a los excesivos niveles de consumo.
Pero la realidad indica que los mismos problemas que se presentan con el frío extremo, se repiten en época estival, cuando hay viento, y en cualquier otra circunstancia.
La ola polar resulta insuficiente, por esa razón, como excusa para explicar un panorama mucho más complejo, que nace de falencias estructurales que se arrastran desde hace años y que se agravaron en los últimos tiempos.
Los inconvenientes cotidianos en materia de servicios públicos y su especial impacto en las zonas más pobres no obedecen al frío.
Distinguir ambas cuestiones es imprescindible para identificar el problema. Porque si se confunden la débil infraestructura y la pobreza con el frío, pasarán muchos inviernos más sin que cambie la situación.

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