Editorial

Cambio de estrategia

viernes, 17 de septiembre de 2010 00:00
viernes, 17 de septiembre de 2010 00:00

La riqueza del potencial turístico catamarqueño es tan evidente como la imposibilidad histórica de poner en marcha al sector.
Catamarca sueña desde hace décadas con obtener réditos legítimos de la llamada “industria sin chimeneas”, pero en el mapa de la oferta nacional, este rincón del país jamás logró posicionarse al nivel de los grandes polos turísticos.
Las razones por las cuales una provincia dotada por la naturaleza con toda clase de maravillas, es sistemáticamente postergada por plazas con muchos menos atractivos, es un dilema que los catamarqueños nunca pudieron resolver.
Porque alguna vez se consideró imposible competir con Mar del Plata o las Cataratas del Iguazú, pero con el transcurso del tiempo otros lugares como Carlos Paz, Salta o San Luis también superaron largamente el interés que genera Catamarca.
No puede en este caso apuntarse a una gestión en particular, porque se trata de una frustración crónica, que acompañó a todos los gobiernos provinciales. Con mayor o menor presupuesto, con mejores o peores ideas, ninguno pudo modificar la opaca presencia de Catamarca en el país turístico.
La estrategia que falla, incluso por encima de la siempre mencionada falta de infraestructura, es probablemente la de un Estado que se empecina en acapararlo todo, para luego reconocer que no puede avanzar demasiado con tanto peso a cuestas.
La participación del sector privado en el diseño de políticas turísticas, en la generación de eventos y en la explotación de los centros, parece ser el único camino viable para cambiar la historia.
Porque el trabajo conjunto, motorizando el complemento de intereses y esfuerzos en lugar de los distanciamientos, es ni más ni menos que la fórmula que se aplica en los lugares que hoy ocupan el sitio que Catamarca quiere y no tiene.
 

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