Democracia sindical

viernes, 24 de septiembre de 2010 00:00
viernes, 24 de septiembre de 2010 00:00

Un millón cuatrocientos trece mil argentinos fueron a las urnas esta semana. Cifra impactante que, por ejemplo, quintuplica el padrón que definirá el año que viene quién será el próximo gobernador de Catamarca, y supera la cantidad de ciudadanos en condiciones de votar en casi todos los distritos electorales del país.
Esta impactante movilización respondió a la convocatoria a elecciones de un gremio, la Asociación de Trabajadores del Estado, que resolvió las diferencias de los dirigentes sindicales de la única manera aconsejable: el voto de los afiliados.
Cuando se conozca el escrutinio definitivo, habrá ganadores y perdedores: unos conducirán la entidad y otros se mantendrán como fuerza opositora, señalando errores, acercando críticas y propuestas. Como debe ser.
La democracia es un estilo de vida que reivindica los derechos y las libertades, pero por sobre todo, las ejerce. Lo cual implica que la defensa del sistema no puede reducirse a las compulsas vinculadas con la vida estatal, sino que debe extenderse a cada institución: no se puede ser democrático en la vereda y autoritario en casa.
Los gremios se sienten excluidos de estos cuestionamientos, como si hubieran nacido sin pecado original. Se sabe: hubo demasiados sindicalistas prohibidos, perseguidos y asesinados como para que alguien se atreva a vincularlos con la dictadura.
Pero no alcanza con eso para ser democrático: hay que ejercer la democracia, y hacerlo realmente, no con pantomimas de comicios con lista única que perpetúan a la misma dirigencia por décadas en la conducción.
ATE dio un ejemplo a nivel nacional, que demuestra que hay vida después de votar. Que el sindicalismo puede ser democrático y que además de obedecer, el afiliado también puede decidir.
Enhorbuena si los gremios catamarqueños siguen el mismo camino, y dejan que los trabajadores resuelvan quién los representa.

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