Editorial

Buena Noticia

jueves, 17 de febrero de 2011 00:00
jueves, 17 de febrero de 2011 00:00

Son muy pocos los días que restan para que los catamarqueños asistan a las urnas, y es natural que en ese contexto todo tienda a politizarse. Cada candidato intenta llevar agua para su molino, y con esa lógica, se saludan los logros propios y se minimizan los ajenos.
Son las reglas de juego y en definitiva resulta legítimo que cada quien pese los acontecimientos con su propia balanza.
La próxima visita de la Presidenta Cristina Fernández no escapa a la regla, y mientras unos saluden su arribo, otros lo considerarán una simple recorrida de campaña.
Sin embargo, una mirada objetiva, más allá de cualquier color político, obliga a valorar en su justa dimensión la reapertura de la fábrica de envases plásticos Encata, porque no es un simple acto proselitista.
Esta empresa permaneció en una situación muy delicada durante mucho tiempo, y el cuadro se tornó dramático en 2008, cuando los trabajadores dejaron de percibir sus haberes y se perdieron muchos puestos laborales. La fábrica, que en sus años de esplendor llegó a convertirse en fuente de ingresos para más de 150 familias catamarqueñas, quedó maltrecha con una planta de apenas 50 operarios, quienes no percibían sus sueldos.
Durante la peor época, sin cobrar nada, los mismos empleados se ocuparon de cuidar la maquinaria y evitaron un vaciamiento.
Que ahora Encata reabra sus puertas y recupere su capacidad productiva es una buena noticia, porque las elecciones pasarán en menos de un mes, las campañas políticas terminarán mucho antes, pero la fuente de trabajo seguirá en pie y permitirá que muchas familias catamarqueñas vivan dignamente.
En estos casos, bienvenidas sean las competencias partidarias, si en el medio generan logros que benefician directamente a la comunidad.

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