Editorial

Lamentable defección

miércoles, 19 de diciembre de 2012 00:00
miércoles, 19 de diciembre de 2012 00:00

El deporte de Catamarca fue olvidado por los gobiernos durante largas y largas décadas. Son omisiones que se miden en resultados. Ningún exponente de esta tierra, ningún equipo o ninguna representación, salvo excepciones como las que nos regaló el boxeo, pudo elevarse en la competencia nacional y muchos menos internacional.
Cuando por fin el Estado resolvió preocuparse por el deporte, lamentablemente, lo hizo con objetivos de politiquería barata. Así llegamos a nuestros días en que surgen los primeros atisbos de fijar planes deportivos que sean los cimientos del futuro.
Preocuparse por la niñez y la adolescencia vale mucho más que construir un estadio para que vengan a ganar plata los profesionales de Boca, River o el que sea. Quien diga que este tipo de espectáculos ayuda o sirve para algo miente. Nada aportan a lo que sería un proyecto deportivo. En todo caso, que los inversores privados se encarguen de montar las grandes realizaciones y, si pueden, que ganen mucha plata.
Más allá de lo estructural, hay otros hechos que nos hacen retroceder. Acaba de renunciar el grupo inversor -conformado por Ricardo Gómez y Silvio Godoy- que apoyaba el proyecto del Club Sportivo Villa Cubas en el torneo Argentino B que organiza la AFA.
Desavenencias con los dirigentes y alertados de una sórdida lucha interna, quienes llegaron para colaborar se tienen que ir por las intransigencias y mezquindades de quienes legalmente tienen la conducción del club más popular de la provincia.
Si el deporte no tiene bases firmes, el fútbol está en una etapa de elevación incipiente. VIlla Cubas compite en la cuarta categoría del fútbol argentino y, con los malos ejemplos que está ofreciendo, es muy probable que no sólo decepcione a sus simpatizantes, sino que ponga en ridículo a la provincia.
El impacto que produjo la dimisión de los inversores debería ser motivo suficiente para que la reflexión y la cordura vuelvan a imperar en la que los futboleros llaman “La República” de Villa Cubas. Los bandos en pugna, que eyectan los dirigentes que no sobran en el mercado e impiden la normalización de una institución, deberían deponer las armas y regresar al proyecto inicial que, por otra parte, debería ser controlado más de cerca por el Estado.
Los miles de hinchas que tiene “el león” no merecen ser humillados por los malos dirigentes.
 

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