Causalidad

jueves, 20 de diciembre de 2012 00:00
jueves, 20 de diciembre de 2012 00:00

Habitualmente se usa mal la palabra “apocalíptico”. El último libro de la Biblia, el Apocalipsis, es un anuncio de lo que vendrá a partir de revelaciones que le fueron dadas al apóstol más joven de los que acompañaron a Jesús: San Juan, el Evangelista –distinto del Bautista, cabe aclarar. El escrito tiene una gran cantidad de símbolos, describe eventos y procesos que leídos con ligereza pueden llevar a una interpretación equivocada de su mensaje. A lo largo de los siglos, hubo quienes entendieron que eran predicciones del terror que causaría la llegada del fin del mundo. Y lo vieron venir en fechas especiales: cada vez que terminaba un siglo o un milenio, o en combinaciones de números del calendario.
Las imágenes del libro pueden parecer las de un videoclip cuya interpretación no es unívoca, sino abierta y con muchos significados. Las figuras del Apocalipsis pueden ser asociadas con distintos personajes que han surgido a lo largo de la historia humana, como la identificación de las Bestias con Napoleón Bonaparte, Hitler o Stalin, sólo por nombrar algunos que en su momento fueron señalados como tales. Desde la fe cristiana, se entiende que el mensaje explica el plan de Dios para la historia, de principio a fin, incluyendo la historia particular de la Iglesia. También se puede comprender como una alegoría del combate espiritual entre el bien y el mal que tiene cada persona.
Todas las culturas de todos los tiempos han tenido revelaciones de la realidad presente, futura y escatológica. Con respecto al día de hoy, 21 de diciembre de 2012, hay versiones que indican que será el fin del mundo o que habrá grandes cambios, haciendo una lectura del calendario Maya.
Creemos que, como con la elucidación del Apocalipsis, el mensaje Maya podría no ser de terror sino de alerta y de esperanza, para advertirnos que nosotros mismos debemos realizar los cambios para que la humanidad deje de ser autodestructiva.

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