El clásico tucumano, considerado uno de los más calientes del fútbol argentino, finalmente se disputó el pasado miércoles en la vecina capital. Como se preveía, hubo incidentes antes, durante y después del partido que Atlético le ganó a San Martín 3 a 1. Participaron del operativo de seguridad más de mil policías, varios de los cuales terminaron heridos. También se produjeron destrozos en el estadio Monumental, escenario del partido programado para las 6 de la tarde de un día hábil. Fue una forma, convenida entre los clubes y las autoridades, de impedir que fuera tanta gente. Pero la pasión allí es muy grande y en el estadio no cabía un alfiler y todas las entradas se vendieron por Internet. Al concluir el partido, se organizó primero la salida de la barra de San Martín y el operativo duró tres horas. Así y todo hubo incidentes.

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Como se recordará, este pleito por la Copa Argentina que organiza la AFA, debía jugarse en el estadio Bicentenario de Catamarca el domingo 3 de marzo. Este diario, desde un primer momento, advirtió los peligros de programar una confrontación de esta naturaleza en nuestra tierra. Por fortuna, desde el Ministerio de Gobierno y la Secretaría de Deportes hubo comprensión y, estamos completamente seguros, se evitó un desastre. Las hinchadas de San Martín y Atlético no saben de distancias y se tributan entre ellas odios incomprensibles. Catamarca era el lugar ideal para cualquier tipo de enfrentamiento.

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Ahora continuará la Copa Argentina y la provincia tiene asignadas fechas para definiciones importantes. Tal vez en algunas de ellas, si es que sigue en carrera, le toque jugar al Atlético Tucumán. Ya veremos. En más, hay que lamentar que varios de los partidos que se programan en el Bicentenario enfrentan a equipos que no tienen ninguna tradición en la provincia y encima juegan con suplentes. Nos parece que habría que gestionar ante los organizadores un mejor trato y no que nos conformen con un River o Boca en los tramos finales.