El exfuncionario y actual apoderado de la UCR, Víctor Quinteros, ha iniciado una movida -política, por supuesto- contra el Colegio de Abogados por la que pretende que la institución se pronuncie sobre la reforma judicial a nivel nacional. Cuando apenas faltan horas para que el Congreso le otorgue sanción definitiva al proyecto que modificará el funcionamiento del Consejo de la Magistratura, Quinteros acusa a la directiva que orienta Rolando Crook de estar comprometida con el kirchnerismo y haber permitido que el Consejo de la Magistratura a nivel local dejara de funcionar. En circunstancias normales y si Quinteros hiciera el pedido desde la equidistancia, nadie dudaría de su legitimidad y procedencia, pero el problema es que lo hace desde las arenas partidarias en las cuales actúa.

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Lo gracioso del caso es que, en complicidad con la prensa, Quinteros y asociados entienden que los males de la Justicia están lejos de Catamarca, provincia en la que aparentemente, para él, no existe problema. Dice que preocupa que se vaya a conformar, con el paso del tiempo, una Justicia adicta y que avasalle la Constitución. Sin que existan preguntas o repreguntas, el exfuncionario radical hace otras disquisiciones que llevan a pensar que “mira la paja en el ojo ajeno, sin ver la viga en el propio”.

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Estaría muy bien que el Colegio de Abogados se pronuncie por lo que pide Quinteros pero, aparte de la reforma, también que analice el funcionamiento de la Justicia de Catamarca que, en definitiva, es lo que interesa a los comprovincianos. Por ejemplo que hable de la Corte local, de la condición de jubilados de sus miembros, de la conformación partidaria del Poder Judicial y de un sinfín de problemas que determinan que únicamente se haga justicia con los pobres y nunca contra los poderosos, o que las causas de corrupción sean “cajoneadas”. También sería bueno que se analice la labor del propio Colegio de Abogados en épocas anteriores y se abra un gran debate sobre el tema.