“Él se dio cuenta de que había que hacer todo: un trabajo espiritual, pero también un itinerario educativo para la población. Era una zona que había quedado muy aislada, no había caminos ni llegaba el ferrocarril. En el pueblo que se llamaba Villa del Tránsito hizo construir el acueducto y de su brazo junto a algunos hombre de la zona picaron el primer camino, que después se transformaron en 200 kilómetros de vía de comunicación. Obtuvo de las autoridades mensajerías, correo y estafetas telegráficas. Proyectó el ramal ferroviario que une Villa Dolores y Soto…” dice la doctora Silvia Correale, postuladora en la causa de beatificación del cura José Gabriel Brochero cuya realización tendrá lugar hoy en el Valle de Traslasierra de la vecina provincia de Córdoba.
Ella, que conoce a fondo la vida y obra de ese cura gaucho, cuenta que cuando este sacerdote llegó a la Villa que dos años después de su muerte la rebautizaron Villa Cura Brochero, la gente del lugar lo recibió muy bien. Aquella era una zona olvidada por todos, pero como el cura gaucho repetía: ´Olvidada por todos pero no por Dios´.
Fue en diciembre último, pocos días antes de la Navidad, cuando llegó la noticia del gran acontecimiento de la beatificación. En muchos ámbitos, el anuncio pasó de largo, aunque hoy un buen número de los indiferentes de entonces cobraron conciencia de su gran significación.
“Que la beatificación sea en el momento en que hay un papa argentino que habla de ir hacia las periferias es un signo de la Providencia. El 21 de diciembre cuando dimos la noticia de que se había aprobado el milagro, resalté que el cardenal arzobispo de Buenos Aires había apoyado mucho esta causa de beatificación que no era de su diócesis y seguía muy de cerca”, cuenta Correale.
Que el cura Brochero sea un modelo a imitar en la construcción de una comunidad mejor, fraterna y solidaria.