“El oficio del arte popular tradicional y sus procesos de ejecución se pueden mejorar, aprender de ellos y educar a otros. Las técnicas ancestrales que identifican la herencia cultural de un país no son privilegio de unos cuantos”. Tal es una de las definiciones que dan los responsables de una iniciativa que, gracias a la participación de expertos en distintos saberes técnicos, permitió la capacitación de alrededor de un centenar de artesanos catamarqueños a lo largo de este año que culmina. 

Salvaguardar el patrimonio de la artesanía y “contribuir en la medida de lo posible a fortalecer y procurar que la sabiduría y destreza de los artesanos no desaparezca”, es la meta de un trabajo que hizo foco en la educación de las nuevas generaciones de hacedores que perpetúan la rica tradición artesanal de Catamarca, aportando necesarios elementos modernos.

¿Cuál es la importancia de una propuesta de este tipo? En primer término, se rescatan saberes antiquísimos, especialmente en lo que hace al rubro de textiles tradicionales, poniendo en valor un patrimonio intangible que, sin embargo, es parte constitutiva de la identidad manifiesta del habitante del interior profundo de la provincia.

Además de este aspecto “cultural”, existe otro vinculado a la posibilidad de que, a partir de estos conocimientos, puedan realizar algún tipo de emprendimiento productivo. De esta manera, también se atiende un requerimiento no menor, como es proveer una fuente de ingresos para aquellos que no están incluidos en el mercado formal de trabajo.

Un tercer aspecto positivo es el de acercar la tecnología a los procesos que se transmiten de generación en generación, atendiendo a los nuevos gustos y demandas de los potenciales consumidores. Así, no solo se preservan oficios ancestrales, sino que también se los lleva a un nuevo lugar más vinculado con lo que busca un posible comprador.

Si hasta no hace mucho había preocupación, especialmente en lugares del Oeste provincial, porque las generaciones más jóvenes no parecían interesadas en aprender el oficio de sus mayores, se están dando algunos pasos auspiciosos para poner en valor labores que, además de revalorizar lo auténticamente local, pueden ofrecer oportunidades de desarrollo en territorios -y poblaciones- que estuvieron postergados durante demasiado tiempo.