Seguramente son contadísimos los arquitectos en el mundo que pueden diseñar desde cero una ciudad y modelarla a su gusto, talento y criterio. Un ejemplo paradigmático es el del brasileño Niemeyer y Brasilia, concebida como el sueño modernista de un verdadero genio.

Luis Caravati, en la Catamarca del siglo XIX, también logró un hito fundacional: crear las construcciones más emblemáticas de la ciudad capital y, a través de ellas, darle los rasgos que hoy posee.

San Fernando del Valle “tiene la característica de ser una ciudad de autor, o sea Caravati hace la ciudad a partir de la serie de edificios que él fue proyectando y construyendo”, dice Basilio Bomczuk sobre la impronta del italiano en el paisaje local que ayudó a configurar decisivamente.

Bomczuk volvió por estos días a la realización caravatiana a partir de una serie de cortos que, con auspicio del Fondo Nacional de las Artes, produjo sobre la obra del arquitecto decimonónico.

En los cortos, el profesional revela las características de edificios icónicos como la Catedral Basílica, la Casa de Gobierno, la Alameda y el Seminario Diocesano pero, sobre todo, la manera en que una aldea de casas chatas que no se había modificado desde la Colonia, daba paso a una urbe con rasgos muy distintivos -neoclásicos- entre las capitales “españolas” del Noroeste argentino.

Puede decirse que Caravati “leyó” bien los elementos existentes cuando llegó a territorio catamarqueño -la cuadrícula fundacional-, las necesidades de la población, las características del clima y de la topografía, entre otros- y, a la sazón, terminó concretando un diseño urbanístico integral como recién se empezaron a pensar muchas décadas después.

Es por eso que la fisonomía de la ciudad quedó indisolublemente asociada a la figura de Caravati, quien dejó un legado que debe ser recuperado y resignificado para las nuevas generaciones.

Vida y obra del arquitecto no pueden estar ausentes de los contenidos escolares, de manera que los estudiantes puedan apropiarse de una herencia patrimonial que también es parte de su identidad.