En la víspera aparecieron en las páginas de este diario dos convocatorias de la secretaría de Turismo para proyectos de inversión en la zona del dique El Jumeal, por casi 7 millones de pesos.

Se trata de una propuesta gastronómica y otra relacionada con actividades náuticas que tendrán por epicentro el embalse que cuenta con una particularidad única: está a apenas cuatro kilómetros de la plaza principal. Para los últimos días de noviembre está prevista la apertura de sobres con ofertas, por lo que la construcción efectiva de las obras podría recién iniciarse los primeros meses de 2020, cuando ya haya otra gestión en la provincia.

Las propuestas se enmarcan en el plan para desarrollar los “perilagos”, es decir los terrenos cercanos a diques, para cuyo fin el área turística provincial creó una dependencia específica hace más de dos años. Si bien es cierto que no son menores los trámites necesarios para disponer de esas tierras fiscales y cumplir con todos los requisitos para minimizar el impacto ambiental, debe señalarse cierta demora en la implementación de las primeras iniciativas.

A mediados del año pasado ya estaban en carpeta estos proyectos, además de otros que se busca implementar en Las Pirquitas. En ambos casos constituye infraestructura para proveer servicios básicos a los visitantes: comida y entretenimiento, como lo mínimo requerido por los que llegan atraídos por las bellezas naturales que caracterizan a Catamarca.

En este espacio editorial se ha remarcado permanentemente la necesidad de que los actores públicos y privados del turismo intensifiquen el trabajo conjunto para aumentar la oferta local, como han hecho hace mucho destinos mejor posicionados de la región.

Para ello es menester que se reduzcan los tiempos de gestión y que se coordinen más eficientemente las estrategias de promoción de nuestros principales atractivos.

Pero esa mayor difusión debe ir acompañada con el fortalecimiento de la red de servicios.

Ayer se conocieron dramáticos números de pobreza que están directamente relacionados con la crisis estructural que vive la Argentina.

Es claro que, mientras se espera una corrección de rumbo vía elecciones, deben apurarse todos los proyectos que, en el mediano plazo, pueden contribuir a generar tanto trabajo como ingresos que se necesitan más que nunca.