El martes, la ciudad apareció empapelada con grandes banners promocionando las bellezas locales. Horas después, la saliente titular del área turística de la provincia informaba que se trataba de la primera etapa de una campaña que aspira a que los catamarqueños/as aprovechen el verano para visitar distintos puntos de nuestra geografía.

“Catamarca es una provincia maravillosa, con lugares únicos en el mundo y justamente es lo que destacan los visitantes. Nuestra gente, nuestra esencia, es lo que debemos conocer más como catamarqueños”, señaló la funcionaria en la presentación.
Con un dólar por las nubes y la cautela de buena parte de la ciudadanía hasta ver cómo evoluciona el panorama económico nacional, el interior se vuelve un ámbito ideal para unos días de descanso. Destinos tradicionales, como las villas ambateñas, el Oeste -con Andalgalá, Fiambalá o Belén como destinos obligados- y otros menos explorados, pero igualmente atractivos -como Antofagasta de la Sierra- tienen una oferta importante que sigue consolidándose.

El Este de Catamarca también se suma y se fortalece con el anuncio de la construcción de un nuevo hotel en la localidad paclinense de La Viña.

Gastronomía, cultura, ríos, paisajes. Si a este combo ideal se suma la cercanía a San Fernando del Valle, la propuesta cierra más.

Claro que si esta promoción puede traer beneficios a los empresarios y comerciantes del rubro turístico en los departamentos, es menester que acompañen las acciones oficiales con productos de buena calidad y precios acordes a las posibilidades del grueso de los comprovincianos.

Además, es necesario fortalecer la oferta de servicios para los viajeros, centralmente la telefonía, la provisión de combustible y el acceso a efectivo vía cajeros, para lo cual deben gestionarse los apoyos imprescindibles de las empresas prestadoras.
El turismo interno puede generar tanto posibilidades recreativas y descanso para los locales, como oportunidades concretas de desarrollo y aportes económicos que se precisan de manera urgente.