Editorial
Bailarines
Hoy se celebra el Día del Bailarín en Argentina, en coincidencia con la fecha de nacimiento de Jorge Donn, exponente de la danza clásica mucho antes de que Julio Bocca brillara en los escenarios del mundo.
Pero la excusa es propicia para homenajear a bailarines de otros ritmos, figuras de la cultura lugareña que tanto han hecho por Catamarca a lo largo de la historia.
Cada invierno, los músicos, cantantes y artesanos se lucen en la Fiesta Nacional e Internacional del Poncho, pero qué sería del escenario mayor sin los cuadros de danzas típicas, elaborados números que permiten participar a delegaciones de cada rincón catamarqueño.
Detrás de cada coreografía de pocos minutos, hay horas, días, años de ensayo, con ballets y escuelas donde los mayores transmiten no sólo el conocimiento técnico y las destrezas para moverse al compás de la música con gracia, sino el amor por la propia cultura.
No daremos nombres para no pecar por omisiones, pero se trata sin dudas de pilares de la cultura catamarqueña, cuyo talento es reconocido dentro y fuera de las fronteras de la Provincia.
También hay exponentes valiosos de la danza en muchas otras vertientes artísticas, tan alejadas y tan cercanas en esencia al folclore tradicional.
Están los tangueros que cultivan su arte y nos representan en competencias de primer nivel, también la danza clásica, que tiene excelentes representantes en distintos puntos de la provincia.
Bailar es un arte que embellece el mundo, y forma parte de nuestra identidad, con la magia de trasladarse de generación en generación sin perder nunca su frescura.
Feliz día a todos los bailarines catamarqueños... con quienes nos reencontraremos en cada fiesta popular, ya que sin ellos la cita nunca estaría completa.