Editorial

Astor

lunes, 11 de marzo de 2019 01:06
lunes, 11 de marzo de 2019 01:06

Hoy cumpliría años Astor Piazzolla, uno de los más grandes compositores y músicos de la historia argentina, injustamente marginado en su época por la necedad de un universo tanguero que no acertaba a comprender su talento.


Piazzolla no es sólo el músico de tango más célebre en el mundo, sino también un compositor cultivado por notables concertistas internacionales, conjuntos de cámara y orquestas sinfónicas. Es posible que haya llevado al tango hasta sus límites, tan lejos que muy pocos tuvieron capacidad de acompañarlo y entenderlo. 


Su lucha, que era la de un artista tan dotado como innovador, contra la mediocridad y el conservadurismo, la libró desde el interior del tango, con profundas raíces en él, tocando con orquestas ajenas o propias en palcos de café o en oscuros clubes suburbanos. 


Convivió gran parte de su vida perseguido por una muletilla que era de desprecio: “Piazzolla no es tango”.
Tanto lo persiguieron que en los años 50 dudó entre el bandoneón y el piano, y pensó volcarse a la música clásica, en la que ya venía incursionando como compositor. Con esas ideas se trasladó en 1954 a Francia, becado por el Conservatorio de París, pero la musicóloga Nadia Boulanger lo persuadió de desarrollar su arte a partir de lo que le era más propio: el tango y el bandoneón. 


Luego de muchos vaivenes, comenzó años más tarde su producción con el poeta Horacio Ferrer, con quien creó la operita María de Buenos Aires (que comprende el admirable “Fuga y misterio”) y una sucesión de tangos. En 1969 lanzaron “Balada para un loco” y “Chiquilín de Bachín”, que de pronto le proporcionaron a Piazzolla éxitos masivos, a los que no estaba habituado. 


Entre viajes y composiciones, fue construyendo una carrera monumental. Además de obras de concierto y música para cerca de 40 películas, Astor concibió numerosísimas piezas breves (tangos o no). Bucear en la inmensa obra de Piazzolla, encontrar partituras y arreglos o idear otros nuevos es hoy la fascinante tarea de músicos de todo el mundo.


Un artista extraordinario, que dejó el legado de sus creaciones, inmortales como el tango que tanto amó, y que hoy lo tiene como exponente fantástico, porque la historia no dio cabida a aquellas injusticias pasajeras.

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