Editorial

Más temprano que tarde

sábado, 2 de marzo de 2019 00:00
sábado, 2 de marzo de 2019 00:00

Siempre que se advierte a los jóvenes sobre los riesgos que implica el consumo de alcohol y tabaco, se utiliza como argumento que se toparán con los efectos nocivos de esa conducta en su adultez.


Sin embargo, ahora se precisó que las consecuencias no tardan tanto en presentarse.
El estudio ALSPAC, publicado en la revista “European Heart Journal”, establece la relación entre consumo de tabaco y alcohol en adolescentes y salud cardiovascular.


Un informe de la Organización Panamericana de Salud (OPS) recoge que un 36,4 por ciento de adolescentes admite haber tenido un episodio de consumo excesivo de alcohol; en América, la mayoría de los escolares han consumido alcohol antes de los 14 años.


Es verdad que los jóvenes con hábitos nocivos, cuando sean mayores, tendrán más predisposición a padecer una enfermedad cardiovascular. Pero las consecuencias también son inmediatas; un mayor consumo o consumo excesivo de alcohol está asociado con un aumento de la morbilidad y mortalidad por enfermedad cardiovascular. 
Los fumadores actuales tuvieron un aumento de la rigidez arterial en comparación con los no fumadores. Así se determinó en un amplio estudio realizado con pacientes, varones y mujeres, de 13, 15 y 17 años de edad.


Los fumadores adolescentes analizados en el ensayo percibieron un aumento en su velocidad de la onda del pulso carótido-femoral (OVP), en comparación con los no fumadores.


Cada vez se ven más infartos en jóvenes cuyo principal problema es haber tenido el hábito del tabaquismo desde aún más jóvenes. Sin embargo, uno de los puntos más significativos de este registro es que los que dejaron de fumar durante el seguimiento recuperaron su salud arterial. 


Los daños derivados del consumo de alcohol y tabaco durante la adolescencia son acumulativos y la comorbilidad que se asocia también es acumulativa. 


La buena noticia es que en los jóvenes, a diferencia de los mayores, la rigidez que provocan los hábitos tabáquicos y de consumo del alcohol, son reversibles.


La conclusión para los más jóvenes emerge sola: el mejor día para dejar de fumar y beber, es hoy.

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