Editorial
Administración Pública
Con el objetivo de revitalizar la administración pública creando una cultura de renovación, colaboración y respuesta a las necesidades de los ciudadanos, las Naciones Unidas establecieron el 23 de junio como el Día para la Administración Pública y alentó a los Estados Miembros de la Organización a preparar en esa fecha actos especiales que pongan de relieve la contribución de la administración pública al proceso de desarrollo.
Para la mencionada revitalización, los gobiernos en todo el mundo necesitan adoptar enfoques innovadores e integrales que promuevan cambios en las políticas, una coordinación institucional, la participación en la toma de decisiones y la promoción de un servicio eficaz, receptivo, inclusivo y responsable.
Se trata de ideas que parecen ubicarse en un plano casi idealista, muy lejano a la realidad cotidiana, donde recursos públicos se destinan a obras y acciones completamente distantes de las necesidades urgentes de los pueblos.
Se observa así que mientras en Capital Federal se asignan millones a la construcción de una bicisenda, en el interior hay pueblos sin energía eléctrica, agua potable o cloacas. Se registran innumerables casos de obras inauguradas a medio terminar, e inversiones que buscan apenas un impacto mediático o de propaganda, al tiempo que obras vitales y de bajo costo no se encaran porque no ofrecen mayor rédito político.
Es una realidad recurrente en la historia argentina, que explica en gran parte por qué unos sectores del país se desarrollaron a pleno y otros continúan eternamente postergados.
Resignificar lo que la administración pública implica es por ello una tarea necesaria en países como Argentina, donde muchos consideran que el acceso al manejo de fondos estatales equivale a la libre disponibilidad de dineros infinatos por los cuales nadie debe responder.