La veda electoral estará en vigencia desde mañana a las 8 de la mañana en todo el país, para las elecciones Primarias Abiertas Simultaneas y Obligatoria (PASO) del domingo, que definirán los candidatos para los comicios de octubre a presidente, gobernadores, intendentes, concejales, diputados, senadores y legisladores nacionales.

La veda tiene una razón de ser, y es dar a los ciudadanos un momento de reflexión, para que puedan pensar y elegir libremente, sin ser blanco del bombardeo de propagandas de los distintos sectores.

Al menos, así se pensó originalmente. Hoy la veda es algo simbólico, porque la tecnología que tantas cosas buenas aportó, se presenta también en momentos inoportunos, con posibilidades que avanzan a una velocidad siempre mucho más rápida que la legislación.

No puede haber veda porque existe el WhatsApp, y las redes sociales, como Facebook y Twitter e Instagram.
Son plataformas que no están contempladas por la legislación, con lo cual los precandidatos podrán continuar sus campañas a través de esas plataformas. 

No siempre aparecerán ellos directamente, pero las campañas seguirán y se intensificarán.
Todo lo que está prohibido en medios convencionales, tendrá libre tránsito allí. Propaganda política de candidatos, funcionarios o comunicadores sociales, difusión de encuestas y sondeos preelectorales, etc.

En las redes sociales no rigen prohibiciones, porque son prácticamente incontrolables.
Discutir a esta altura si esa condición es buena o mala resulta irrelevante: es una realidad que no se modificará, y que todos tratarán de aprovechar.

Es de esperar al menos que quienes utilicen estos caminos lo hagan con alguna responsabilidad, sin agresiones ni operativos de terrorismo para buscar algún rédito en el caos, como ya sucedió muchas veces.