Apuntes del Secretario

miércoles, 10 de junio de 2020 01:16
miércoles, 10 de junio de 2020 01:16

Se cumplen hoy los primeros seis meses de gestión de Raúl Jalil, quien asumió con grandes expectativas el último 9 de diciembre, para encontrarse pronto con un escenario impensado, en medio de una crisis mundial sin precedentes en la era moderna. La pandemia del coronavirus alteró todos los planes y cambió la realidad global de manera abrupta e imprevista. La mención de este factor es inevitable a la hora de ensayar algún balance de lo realizado hasta aquí por el gobierno, ya que la emergencia sanitaria creó un nuevo panorama en el ámbito social, económico, productivo, financiero y también político. Ya no hay manera de saber cuáles hubieran sido los primeros pasos de Jalil gobernador de no haber mediado este excepcional contexto, y carece de mayor sentido sumergirse en ucronías para especular sobre aquello que pudo haber ocurrido. Lo concreto es que el nuevo gobernador, como todos los dirigentes que ganaron las elecciones de 2019, apenas asumieron se dieron de frente con un toro embravecido y allí debieron reaccionar.

Contemplado ese aspecto, el sucesor de Lucía Corpacci se anota un enorme punto a favor. Porque lo cierto es que Catamarca –por trabajo, prevención y algo de azar- logró transitar los primeros tres meses de la crisis del Covid-19 sin contabilizar ningún infectado. Y fuera de la provincia, cuando el nombre del mandatario interesó a los medios de comunicación nacionales, fue casi exclusivamente por ese detalle. Un logro que obedece a múltiples factores y posiciona muy bien a Catamarca, al margen de que la situación epidemiológica pueda variar en cualquier momento. Puertas adentro de la provincia, este arranque de gestión muestra como hecho sobresaliente la decisión de reformar el Estado, una cirugía al hueso que abarca todas las áreas con la administración de recursos como columna del cambio. Jalil avanzó más rápido de lo esperado e incluso varias objeciones y protestas se dieron sobre hechos ya consumados. Un proceso en marcha que acaparará la agenda oficial por bastante tiempo, y que supone una impronta fenomenal cuando apenas van 180 días de mandato.

El disimulo ha quedado atrás. Dentro del castillismo existe algo que podríamos denominar la exteriorización de las intenciones. Es lo que ocurre con el pedido de juicio político que pende sobre las testas de los dos jueces más antiguos de la Corte de Justicia: José Cáceres y Amelia Sesto de Leiva. Primero Francisco Monti, antes Lobo Vergara y ahora, nuevamente, Víctor Luna, casi con desesperación, están pidiendo en la cámara de Diputados que se vote la admisibilidad o rechazo de las acusaciones de violentar la Constitución por parte de ambos magistrados. Según anunciaron, volverán a hacerlo hoy y todas las veces que sea necesario. Este tipo de pronunciamientos, se sabe, requieren mayoría calificada y los soldados castillistas saben que, por lo pronto, están en condiciones de frenar la arremetida que supo presentar el abogado Eduardo Andrada e hizo suya el peronismo. Por ello quieren forzar un tratamiento express. No parece interesarle –así lo reflejan los despachos de comisión que supieron firmar como minorías- la existencia de flagrantes violaciones a la ley. El oficialismo, por su lado, entiende que hay razones para el juicio político. También sabe que no junta las 27 voluntades para aprobar su propio despacho de mayoría. El “tira y afloje” lleva un tiempo y podría mantenerse hasta cerca del final del período ordinario de sesiones.

En paralelo a la avanzada de los diputados radicales, según fuentes fidedignas, se tejen algunas negociaciones que están más allá del entramado judicial propiamente dicho. Desde el castillismo duro –único sector que resiste-  estarían saliendo mensajes hacia el gobierno para permitir que los cortesanos se vayan a su casa sin juicio político. El convite no pasa de una promesa y, de alguna manera, es algo que se intentó negociar durante todo el año 2019. También entonces se postuló la renuncia de Sesto de Leiva que, en medio de las burbujas de fin de año, nunca llegó. Como quiera que sean las cosas, se vote como se vote, la suerte de los acusados está echada. Si llegando a los 80 años permanecen aferrados a sus cargos cual si fueran sanguijuelas, en el futuro siempre habrá apelaciones contra sus fallos por tildarlos, con los mismos argumentos del juicio político, como jueces irregulares. Toda la jurisprudencia argentina, al sobrepasar la barrera de los 75 años, les juega en contra.

El filósofo y escritor José Pablo Feinmann, reconocido tanto por su agudeza intelectual como por su crítica adhesión al peronismo, reveló en una entrevista que se distanció de Néstor Kirchner por “culpa” de un catamarqueño. Feinmann, cuya salud se deterioró notablemente luego de padecer un ACV, concedió una amplia entrevista en la última edición de la revista Noticias, en la que repasó anécdotas y contó sus encuentros y desencuentros con Néstor, relatos que en buena parte forman parte de su libro “El flaco”. El escritor recordó que no conocía a Kirchner y que fue el político quien lo invitó a tomar un café 15 días después de asumir en Casa Rosada. Allí comenzó a forjarse una relación cordial, profunda pero informal, ya que Feinmann nunca quiso integrarse al equipo de trabajo presidencial: “Si soy tu asesor pierdo mi identidad y vos perdés la tuya. Van a creer que hacés lo que yo te digo y de mí van a decir que estoy a tu servicio”, justificó el filósofo, y desde esa base mantuvo periódicos diálogos con el mandatario, siempre en excelentes términos. Todo se rompió a partir de un acercamiento de Néstor con el gastronómico villacubano Luis Barrionuevo y Feinmann lo mencionó con detalles: “Nos distanciamos. No sé qué negociaciones empezó con Luis Barrionuevo y yo escribí un artículo que se llamaba ‘El factor Barrionuevo’, donde lo criticaba duramente. Un día me llaman a casa y me dicen: ‘Va a recibir un mail del Presidente’. Era un mail siempre amable, cariñoso, pero ya rompiendo relaciones. Me explicaba que él tenía que hacer algunas cosas y que yo no las iba a entender nunca. ‘A veces sos un intelectual brillante, a veces opaco’, me dijo” y punto final para el vínculo con el jefe de Estado, que fallecería en octubre de 2010.

Cuando se inauguró la plaza “Raúl Alfonsín”, en el viejo predio carcelario, se anunció en paralelo la construcción del Registro Civil, el organismo oficial que, a cada rato, cambia de sede. Esta vez parece que está decidido su establecimiento definitivo. La idea nació durante una reunión que sostuvieron el vicegobernador Rubén Dusso y el ministro de Infraestructura y Obras Civiles, Eduardo Niederle, por la que cambió el rumbo del proyecto. Previa consulta con las autoridades superiores, se resolvió que en el solar de Caseros y avenida Güemes se levantará la futura sede del gobierno y que en la colonial esquina céntrica funcionara el Registro Civil. Además de un centro cultural. Eso fue adelanto exclusivo de El Esquiú durante los últimos días de febrero y ahora, tres meses más tarde, se confirma la información. Lo que no se dice es que la obra avanza a ritmo de siesta santiagueña y que las iniciativas de desplazar a los edificios del Poder Judicial y la Legislatura hacia los barrios, por lo pronto, no son más que quimeras. De todas formas, nadie puede discutir que son buenas ideas.

RECUERDOS. Cerramos los “Apuntes del Secretario” con el repaso de hechos del pasado.
A propósito de la actual ministra de la Corte de Justicia, Amelia Sesto de Leiva. Antes de ser jueza, tuvo intensa actividad política y partidaria. Supo jugar todas sus fichas con el castillismo y no estuvo ausente en las campañas proselitistas. En 1995, por ejemplo, desde su puesto de Fiscal de Estado, azuzaba a jueces y fiscales para que apuraran las causas contra el saadismo, especialmente la llamada “Obra del Siglo”, que tenía hacia el mes de marzo de aquel año 21 imputados. En ese sentido, se recuerda la controversia que sostenía con el exjuez de Instrucción Juan Carlos Sampayo, recientemente fallecido. Éste le contestaba a las apretadas de la siguiente forma: “se investigan todas las causas, no solo las presentadas por la Fiscalía de Estado. Que la doctora Sesto vaya a los tribunales de Alzada en las que se encuentran varias causas resueltas por mí. No me extraña. Cuando faltan 45 días para las elecciones (se iban a llevar a cabo el 14 de mayo) esta señora sale a buscar la Justicia que pregona…se trata de un tema político que desconozco y no me interesa incursionar en él”. Éste y muchos antecedentes parecidos no impidieron que el castillismo la nombrara ministra de la Corte y, por estos tiempos, la defendiera con uñas y dientes”.

El Esquiú.com
 

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Comentarios

10/6/2020 | 15:13
#149006
También, hay que mencionar -para ser ecuánime- el paso de los actuales cortesanos Cipitelli y Figueroa Vicario por la política, y el vínculo estrecho con la política partidaria de otra cortesana, la doctora Molina, integrante de una familia con plena identidad y activismo en el peronismo, hasta el día de hoy inclusive.

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