Una de las decisiones trascendentales del Poder Legislativo en relación con la Justicia, por la envergadura de otras (derogación del Consejo de la Magistratura y aumento de 5 a 7 de los miembros de supremo tribunal), pasó un tanto desapercibida. Se trata del sistema de elecciones que rige en la provincia y que, como se sabe, ponía en contradicción a la Constitución provincial con la ley electoral. Por la primera se establece la aplicación del sistema D’Hondt, es decir que las minorías logran sus bancas según el promedio de votos respecto de la mayoría. En categorías como la de diputado provincial (o de diputado nacional, aunque sea de otra órbita) nunca hay problemas porque el piso de al menos dos partidos está asegurado. Pero en las contiendas por las concejalías surgieron en los últimos años, independientemente de quién sea el ganador, severas controversias que ahora han quedado zanjadas, aunque la oposición anunció que va a judicializar la reforma. La ley electoral provincial alude a la representación de las minorías por un piso del 2% de los votos y no por proporciones. Es decir que un concejal, aunque quedara a distancia sideral de los ganadores, podría ser consagrado con un puñado de votos. Los legisladores peronistas, en la sesión que caprichosamente faltaron sus pares radicales, determinaron que debe prevalecer la jerarquía constitucional.
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Sobre este tema conviene recordar que todavía quedan dudas sobre la elección de octubre de 2019. En varias jurisdicciones –Pomán, Tinogasta, Londres, Santa María, Aconquija y El Alto- el peronismo consiguió diferencias notorias respecto a Juntos por el Cambio y su apoderado, Luis Lobo Vergara, pretendía la consagración de candidatos que habían capturado una magra cantidad de votos. Se apoyaba en la ley electoral. Es muy difícil que la Justicia dé la razón porque en el Acta de Proclamación, que opera como título de los electos, no se notificó a los interesados ni a los concejos deliberantes que existía una observación sobre el referido título. Asumieron y están en funciones. Para nosotros, pleito consumado. 
El Esquiú