Apuntes del Secretario

miércoles, 13 de enero de 2021 01:50
miércoles, 13 de enero de 2021 01:50

Con el recuerdo fresco de lo ocurrido con Enrique Aybar, cuestiones de género se interpusieron en el proceso de renovación de autoridades de la Unión Cívica Radical, hasta aquí encaminadas a dirimir la conducción del partido entre dos listas, encabezadas por Marita Colombo y Ricardo Del Pino. La controversia surgió por la candidatura del médico Roberto Gómez, quien se postula para presidir el Comité Capital, luego de que su nombre se barajara incluso como posible postulante a máxima autoridad del radicalismo en la provincia. La idea no era descabellada, considerando que Gómez fue el último candidato a gobernador que presentó la fuerza, al margen de que sería ampliamente derrotada en 2019 en alianza con el macrismo. ¿Qué sucedió para que Gómez pasara de ser el mejor hombre de la oposición a un dirigente cuestionado, al extremo de que se formalizaron presentaciones ante la Junta Electoral pidiendo que se diera de baja su postulación en una interna para conducir al Comité Capital? Sucedió que hace un año y medio, en plena campaña, una mujer que trabajó en el centro de salud que posee Gómez, lo denunció por un presunto hecho de abuso sexual.

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Gómez descalificó la denuncia y hasta respondió que se procuraba extorsionarlo y afectar su carrera política, pero la denuncia quedó allí, grabada en los archivos judiciales y mediáticos, y eso fue suficiente para que en su propio partido se desempolvara. El argumento es que nadie quiere que se repita la historia de Aybar, apoyado económica, discursiva y orgánicamente como candidato a intendente de Puerta de Corral Quemado, pese a que estaba denunciado por abusar sexualmente de una niña. Como se sabe, Aybar ganó la elección, obtuvo un nuevo mandato para el cargo que ya ejercía, pero luego debió abandonarlo cuando la Justicia lo halló culpable del aberrante hecho y lo mandó a la cárcel. Emergieron allí fuertes cuestionamientos, políticos y sociales, porque un violador de menores había sido respaldado en su candidatura.

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Pesa ese antecedente, sin dudas, pero aunque ninguna denuncia de este tipo puede ni debe ser subestimada o minimizada, hay que observar que la situación de Gómez y la de Aybar son bastante diferentes. Aybar llevaba años involucrado en un delicado proceso electoral, y había logrado dilatar la espera mediante artimañas legales que llevaron a postergar una y otra vez el juicio, lo cual le permitía seguir en funciones y en campaña sin contratiempos. También es justo recordar que mujeres radicales objetaron su postulación, pero fueron silenciadas por las autoridades partidarias, simplemente porque el hoy condenado se perfilaba como favorito para ganar. Gómez, en cambio, un año y medio después de aquella denuncia ni siquiera fue imputado.

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Por esa razón los reclamos para “bajar” al excandidato a gobernador de la lista en las internas dio lugar a una fuerte polémica, entre quienes sostienen que no se puede admitir a una persona denunciada por un supuesto abuso, y quienes lo defienden y consideran que se está utilizando aquel hecho para sacar alguna ventaja política. Juana Fernández, Ana Laura Frías, Camila Aparicio Pons, Alejandra Pons, Ana Batallán, Antonella Leguizamón, Ruth Batallán, Celestina Galíndez, Andrea Casas, Silvina Varela, Nancy Carrizo, Elsa Ortega, Noelia Segovia, Blanca Garay, Cecilia Carrizo, Noelia Cardozo, Natalia Carrizo, entre otras mujeres, firmaron un documento para respaldar a Gómez. Cu-rioso: lo que muchos radicales decían en 2019 de los peronistas que cuestionaban a Gómez, ahora renace con forma de acusación dentro de su propio partido. Como fuera, aunque finalmente Gómez renunció ayer a postularse, se trata de un tema con plena vigencia en la sociedad, al punto que atravesó las fronteras del radicalismo: la diputada provincial Adriana Díaz, del Frente de Todos, respaldó públicamente los pedidos para que se rechace la candi-datura de Gómez en la interna radical.

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Alguien podrá preguntarse… ¿qué hace una legisladora del oficialismo opinando de la interna opositora? Hay dos respuestas. Por un lado, si se entiende que las cuestiones de género son transversales a toda la sociedad, si surge un caso cuestionable es irrelevante a qué partido político o ámbito corresponda y bien puede pasar a ser de interés general. Por otro, puede recordarse que hay un vínculo histórico político no tan conocido por las nuevas generaciones, pero real. Adriana Díaz es dirigente del Partido Intransigente (PI), que nació de las entrañas mismas del radicalismo. Fue cuando la UCR, aprovechando la proscripción del peronismo, dominaba las elecciones presidenciales. Allí germinó el PI, como parte de la triunfal fuerza boinablanca que por varios años lideraría votaciones coordinadas con el poder militar que había expulsado a Perón. Diferencias posteriores, sobre todo vinculadas con el trato que debía darse al justicialismo, dividieron a los radicales en dos grandes bandos. En 1956, ya consumado el golpe a Perón, se formaron la Unión Cívica Radical Intransigente (UCRI), y la Unión Cívica Radical del Pueblo (UCRP). En 1972 el gobierno militar de Alejandro Lanusse dictó un nuevo Estatuto de los Partidos Políticos, con gente cercana de la UCRP: prohibió a la UCRI que siguiera usando el nombre UCR, y así nació el PI, que quedaría consagrado como cuarta fuerza nacional en las elecciones de 1973. Hasta allí el PI se declaraba como la auténtica continuidad del par-tido de Alem.

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Con Oscar Alende como figura excluyente, el PI tuvo su momento de gloria en los ‘80, cuando en el retorno de la democracia se ubicó como tercera fuerza nacional detrás de radicales y peronistas, y más tarde rozó el millón de votos, en otra excelente elección, durante las legislativas de 1985. De allí en adelante entró en una decadencia ca-da vez más pronunciada, y tras la muerte del “Bisonte” Alende quedó al borde de la desaparición. Ya sin peso político alguno, sin coherencia ideológica y huérfano de todo arraigo popular, el PI perduró hasta hoy apenas como un sello vacío que fue a engordar diferentes alianzas políticas, en un derrotero de los más incongruentes que se co-nozcan en la Argentina. Fue así que el PI, sostenido apenas en la nostalgia que despierta su nombre, acompañó en sus candidaturas presidenciales… a Carlos Menem en 1989, a José Bordón en 1995, a Fernando De la Rúa en 1999 y a Elisa Carrió en 2003, hasta anidar en el kirchnerismo y quedarse allí hasta estos días. Nobleza obliga: aunque reco-rrió casi todo el espectro político de punta a punta, a Mauricio Macri no lo acompañó.

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Pasan los días y ya se va a acomodando la agenda de Alberto Fernández en La Rioja, con un dato muy llamativo: con el próximo desembarco, la tierra riojana se convertirá en la provincia que más veces visitó Alberto desde que asumió en Casa Rosada; mientras que a Catamarca, que se encuentra al lado, por distintas razones no pudo venir nunca como presidente.  El gobernador Ricardo Quintela confirmó que el próximo martes llegará Fernández con sus ministros a la ciudad de Chilecito, para trabajar junto a todo el gabinete nacional en el marco de la Ley de capi-tales alternas, recientemente aprobada por el Congreso. Y un día después, el miércoles 20, se reunirán en La Rioja los gobernadores que integran la región Norte Grande NOA-NEA. Tras 12 años de inactividad a nivel conjunto, el Norte Grande volvió a tener una reunión institucional de la mano de los 10 gobernadores de Chaco, Corrientes, Jujuy, Catamarca, La Rioja, Santiago del Estero, Tucumán, Salta, Misiones y Formosa, y todos esperan que Alberto se sume al diálogo en algún momento. Por cierto, como siempre, todo está sujeto al tema coronavirus y la posibilidad de concretar los viajes, dependiendo de que no aparezcan casos sospechosos o positivos en la delegación.

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Lo de las “capitales alternas”, en las que Alberto Fernández mudará su gabinete, todo se retrasó por la pandemia, pero la iniciativa ya es ley y se estipuló que al menos una vez al mes el equipo presidencial se trasladará al interior para escuchar las demandas locales. Hasta ahora pudo hacerse una sola vez, en diciembre último, y la sede del encuentro inaugural fue Río Grande, en Tierra del Fuego. Por Catamarca se designó a Tinogasta, pero en total son 24 las ciudades integradas, así que todavía no se sabe cuándo le tocará a este distrito. En la lista están San Luis y en Formosa (únicas capitales incluidas), y en Buenos Aires se asignaron dos lugares: Mar del Plata (General Pueyrre-dón) y La Matanza. En Córdoba Alberto pidió ir a Río Cuarto, en Santa Fe a Rosario, en Mendoza a Guaymallén y en Río Negro a San Carlos de Bariloche. Caleta Olivia será la capital alterna de Santa Cruz, Cutral Co de Neuquén, La Banda de Santiago del Estero, General Pico de La Pampa, Comodoro Rivadavia de Chubut, Monteros en Tucumán, Roque Sáenz Peña en Chaco, Goya en Corrientes, Oberá en Misiones, Orán en Salta, Caucete en San Juan, San Pedro en Jujuy y Concordia en Entre Ríos. Como son 24 ciudades, si no hay interrupciones el recorrido durará dos años. Quizás Tinogasta deba esperar…

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RECUERDOS. Hace nueve años se anunciaba el inicio del proceso de beatificación de Juan Pablo II, decisión toma-da en tiempo record por su sucesor, el alemán Joseph Ratzinger, Benedicto XVI. La noticia se difundió cuando ni siquiera habían pasado cinco años de la muerte de Juan Pablo II, lo cual va contra los plazos establecidos por la pro-pia Iglesia, pero los pontífices pueden tomar esas decisiones; de hecho lo mismo había hecho Juan Pablo II con la Madre Teresa de Calcuta. Finalmente, el “Papa viajero” fue beatificado y en 2013 Francisco lo convertiría en santo. Este proceso de beatificación fue el más corto de la historia de la Iglesia Católica, ya que duró apenas seis años y 30 días. La beatificación de Esquiú se cumplirá en marzo próximo, 138 años después de su muerte.

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