El peronismo de Catamarca, a partir de 1990, sufrió penurias al por mayor. Justas e injustas. Personajes extraños al medio tomaron el partido y se produjo la intervención de Catamarca. No solo eso. Un grupo de dirigentes debió desfilar por los tribunales dando cuenta de sus actos frente a una Justicia hostil y varios de ellos terminaron presos. La persecución siguió con cuestiones institucionales. En el año 91 no pudieron asumir siete senadores que habían ganado limpiamente las elecciones en sus departamentos y tampoco el entonces Frente Cívico permitió que asumiera el representante que le correspondía a la oposición en el Senado de la Nación. También se programaban las elecciones –por lo general en dos turnos- de manera tal que era imposible vencer al aparato oficial. En 2003, a quien era senador nacional se lo proscribió como candidato a gobernador. En fin: fueron 20 años terribles para el actual gobierno y no pocos dejaron la vida en una cruzada totalmente desigual. En esas instancias, algunas dramáticas, ningún protagonismo tuvo Dalmacio Mera, quien juró como ministro esta semana.

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El nombramiento generó cuestionamientos en el peronismo. Los “recuerdos” para Mera siguieron. Los barrionuevistas no olvidan que entregó el PJ a Néstor Kirchner para ser diputado nacional en 2009 y que apalancado por el kirchnerismo fue vicegobernador (2011-2015) y senador nacional (2012021), puesto desde el cual formó parte del bloque Argentina Federal –conducido por Pichetto- que le aprobó casi todas las leyes al macrismo, sin mayoría en la cámara alta. Llegó a avalar, con su presencia, que una Justicia impregnada de partidismo, allanara los domicilios de la expresidenta Kirchner. También su carrera registra en los años 90 una alianza con Gustavo Jalile para ser senador de Valle Viejo. En síntesis: jamás se jugó o sostuvo una batalla por el peronismo que pusiera en peligro sus intereses. Sin embargo, el PJ no lo abandonó y lo nombró ministro. Ojalá desde ese cargo pueda reivindicarse y contribuir con una buena gestión en favor de todos los catamarqueños.
El Esquiú