El Secretario
"Somos jauría"
La magia de los insultos más crueles radica en su poder descriptivo y conviene en ocasiones prestarles atención, sobre todo cuando por maldad, torpeza, insensibilidad y desubicación, esas palabras se transforman en un pincel de trazo fino que retrata con perfecta precisión: no al destinatario del insulto sino a quien lo profiere. Los exabruptos fríamente calculados tienen esa característica y no dejan de funcionar como actos de brutal honestidad, tan involuntaria como implacable.
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En la Cámara en lo Penal de Primera Nominación de Catamarca, se desarrolla el juicio a Naim Vera por el horrendo femicidio de Brenda Micaela Gordillo, una joven de 25 años que fue salvajemente asesinada el primer día de marzo del año pasado. Brenda fue asfixiada y su cuerpo, sometido a atroces prácticas. Su asesino la descuartizó, le prendió fuego y la arrojó literalmente como basura. Mientras eso ocurría, su familia la esperaba, se preocupaba, pedía ayuda para encontrarla, sin saber que no la verían nunca más. A quien sí volvieron a ver fue al autor del femicidio. Sano y salvo. Y al verlo gritaron, lloraron, expresaron como pudieron su dolor, su bronca y su impotencia en cada lágrima.
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A esas personas que piden justicia, a ellos que están atravesando el infierno mismo, se los calificó despectiva y provocativamente de “jauría”. A veces sorprenden los niveles de soberbia que pueden alcanzar los onanistas de la prosa artificial, autobautizados “servidores públicos”, sin lograr ya esconder cuál es el selecto público al que sirven. Sepan que preferimos ser parte de la jauría, porque una mujer ha sido literalmente despedazada y no es momento de horrorizarse por malos modales. Antes de insultar a las víctimas, si es que no pueden pensar, intenten sentir. Donde no hay lugar para la empatía, debe exigirse al menos respeto. Respeto por la madre de Brenda Micaela, respeto por sus familiares, amigos y seres queridos. Respeto por quienes, sin haberla conocido, acompañan el pedido de justicia. Había que decirlo: qui tacet consentire videtur.
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